domingo, 22 de julio de 2012

Hasta siempre

A tempo

Todo tiene su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que se hace bajo el cielo: un tiempo para nacer y un tiempo para morir; un tiempo para plantar y un tiempo para cosechar.

Eclesiastés 3:1,2


El nacimiento de Constanza Olivieri estaba previsto para el 21 de junio. Sin embargo, llegó el invierno y de la nena ni noticias. Los primeros días no preocuparon a la doctora y mucho menos a la madre, pero comenzando julio, ya se programaba la cesárea. Jorge Olivieri, el padre, se negaba terminantemente a la intervención.

- Déjenla en paz. Ya va a nacer cuando tenga ganas.

- Usted no entiende, Olivieri; hay un tiempo para todo y no se puede luchar contra eso. Es peligroso; puede traer consecuencias que va a lamentar el resto de su vida - le explicaba la doctora.

Finalmente, el 15 de julio - intervención quirúrgica mediante - nace Constanza en perfectas condiciones. A pesar de tener una inteligencia muy desarrollada para su edad, entró a la escuela con sus 6 años bien cumplidos, porque sólo los nacidos hasta el 30 de junio podían inscribirse con 5. Si bien era sociable, no pudo forjar ninguna amistad con sus compañeros de aula que realmente la marcara. En el recreo siempre intentaba acercarse a los de segundo, pero - los chicos suelen ser crueles - la rechazaban por ser más chica. Se conformó con la amistad que le ofrecían sus compañeras, sin que esto terminara de complacerla totalmente. Nunca le gustaron los chicos de su edad; le parecían inmaduros, casi tontos. En la facultad conoció a Ricardo, algunos años mayor que ella, y enseguida comenzaron a salir. Se sentía cómoda con él, pero no enamorada. Compartían charlas, los amigos de Ricardo se transformaron en sus amigos y por primera vez sintió que pertenecía a un lugar.

A los 23 años consiguió su primer trabajo. El día que se presentó en aquella oficina, conoció a Julio Richardi. Cuando lo vió sintió que su cara comenzaba a arder sin ningún motivo. Titubeó al decir su propio nombre y rió estúpidamente cuando él le sonrió.

Se encerró en el baño y lloró desconsoladamente. Hacía un mes y medio que se había casado con Ricardo.

viernes, 13 de julio de 2012

Donde el diablo perdió el poncho

Cuando Rosendo Peralta entró en la pulpería todos dejaron de hablar. No se movía ni una mosca; hasta el hilo de ginebra que estaba llenando el vaso del Negro Perez pareció congelarse.
Tenía puesto el poncho rojo de lana aunque era enero y el sol pegaba fuerte.
No se lo sacaba ni para dormir y mucho menos para bañarse, porque Don Rosendo no era afecto al agua. Lo había encontrado hacía más de 20 años, abandonado en un banco de la plaza. Las malas lenguas decían que a partir de ese momento las desgracias habían llegado al lugar. La inundación del 68, la sequía del 70, la cosecha del 71 arruinada por el gusano, los vacas muertas por el consumo de un yuyo que no sabían de donde había salido y no podían combatir, el cierre del ferrocarril en el 80. En fin, lo que había sido una ciudad pujante era ahora un pueblo perdido en el medio de la pampa y todo por el poncho del Rosendo. Los más jóvenes se reían de las supersticiones de los viejos y, cansados de vivir en ese lugar donde nunca pasaba nada, huían hacia las ciudades vecinas.
Esa misma tarde calurosa un viajante abrió las puertas de la pulpería y se sentó en una silla del fondo. Desde allá pegó un grito que quebró el silencio y sobresaltó a los parroquianos.
- Rosendo Peralta, he venido por mi poncho.
- Discúlpeme, mozo, pero a usted no lo conozco y el poncho es mío. Lo encontré en buena ley.
- No me haga enojar, Rosendo, que no le conviene. Yo sé por qué se lo digo. Deme el poncho y me voy en paz. Ya bastantes problemas les ha traído. Tengo trabajo en otros lados, no me haga perder el tiempo.
- ¿Y se puede saber quién es usted que anda tan ocupado?
- Lucio Belcebú, pero mis amigos me dicen Lucifer.
- No me suena. ¿Tiene familia en el pueblo?
- Tengo parientes en todos los pueblos. ¿Nunca escuchó eso de pueblo chico infierno grande? Bueno, es porque yo los visito seguido. En cambio, la competencia los tiene olvidados a la buena de ... a la buena de ... bueno, usted me entiende, no?
- No.
- Siempre fue un poco corto de entendederas, Rosendo. Todo el pueblo se daba cuenta que el poncho traía desgracias y usted nada, terco, seguía meta usarlo. Lo peor es que como cometí el error de olvidarlo, ahora no puedo sacárselo por la fuerza. Usted me lo tiene que dar por propia voluntad.
- Entonces se puede ir yendo, porque yo al poncho no lo largo.
- No sea necio, hombre. Dígame que quiere a cambio y yo se lo concedo.
- Quiero el poncho. Sabe que pasa, de tanto usarlo se me hizo carne. Si me lo saco dejo de ser Rosendo Peralta.
- Lo entiendo, Rosendo, pero imagínese lo popular que se va a volver si yo le concedo, por ejemplo, que vuelva el tren. Tengo muchísimos amigos en el poder; ni se imagina cuántos.
- Y para que quiero yo el tren si nunca voy a ningún lado. No, prefiero el poncho.
- ¿Y si elimino el yuyo venenoso y vuelven las vacas, eh? ¿Sabe cómo lo van a respetar? Ya veo los campos llenos de hacienda, con vaquitas que se llamen Rosenda en su honor.
- Dejese de joder, quiere, que encima me van a hacer tomar leche.
- No queda ni un gusano. Le garantizo 50 años de buenas cosechas y una lluvia exacta por año, ni un milímetro más ni un milímetro menos.
Los parroquianos empezaron a mirarse y a mirar fijo a Don Peralta. Hay que reconocer que éste empezó a dudar.
- Afloje, Don Peralta. Tanto lío por un poncho roñoso. Piense en los chicos que se fueron, en el pueblo, en las pobres vacas. Piense, Don Peralta. No sea egoísta.
Al final, entregó el poncho nomás.
Después de algunos años, el pueblo se convirtió en una ciudad enorme gracias al dinero que trajeron distintos terratenientes y hacendados. Como Lucio Belcebú había prometido, las cosechas eran óptimas, la cantidad de lluvia exacta y las vacas engordaban magníficamente. Volvió el tren, volvieron los jóvenes convertidos en profesionales, se triplicó el tránsito, se impusieron nuevas modas. Derribaron la pulpería para construir un shopping, se registraron un promedio de 18 accidentes de tránsito por día , varios fatales, aparecieron los pungas, rateros, ladrones a mano armada, usureros, políticos que hacían campaña todo el año, policías que aceptaban coima.
Pero Rosendo nunca llegó a verlo, porque murió de frío en su rancho ese mismo invierno.

sábado, 7 de julio de 2012

Circe x 2

Relato para Solange

Costábale a Circe abrazar la idea de que Ulises no la amara. ¿No yacía acaso en su lecho cada noche?¿No habían engendrado juntos hijos que correteaban por palacio? Cierto es que había recurrido a sus habilidades de hechicera para que la estadía de su amado se extendiera en el tiempo, pero largos años habían transcurrido desde entonces y él aún permanecía preso de sus encantos.
Mas era otro nombre el que su boca pronunciaba al entregarse en brazos de Morfeo; el nombre de una mujer lejana que habitaba en tierras de Itaca.
Se consoló elucubrando en su mente otro argumento que distaba de lo sentimental; imaginaba que un sentimiento de culpa invadía al soldado por haber dejado librada a su suerte a esposa, hijo y tierra al correr tras la aventura.
En vano procuró que él olvide. Cada noche volvían los recuerdos disfrazados de sueños.
Sumergida en la pena, decidió dejarlo partir, abrigando la esperanza de su retorno. Quizás aquella ya no lo esperaba, ni su hijo lo recordaba, ni sus tierras le pertenecían. Preciso era que él lo comprobara y pudiera así dejar atrás un pasado remoto y entregarse de lleno a la pasión actual que ella le ofrecía.
Lo vio marchar una mañana. Se quedó en el puerto hasta que la nave no fue más que un punto en el horizonte.
Dicen que aún lo espera, mientras practica hechizos para acortar el tiempo.


Relato cerril para el resto de mis lectores.

Harta. Circe estaba harta. ¿Qué más quería este tipo, eh? Le dio todo; el palacio, su cuerpo, hijos. Pero no. Él insistía con esa tal Penélope, que seguro ya se había podrido de esperarlo y estaba casada con otro. Además, después de veinte años de ausencia se habría convertido en una vieja decrépita.
Pero si algo tenía Ulises es que era más terco que una mula. Tanto insistió que terminó ganándole por cansancio y lo echó al carajo.
- Ya vas a volver con el caballo cansado - dicen que fueron sus últimas palabras.
Todavía no lo olvida y pasa las noches pinchando muñecos de paja con forma de soldado.

viernes, 6 de julio de 2012

Volarem humanum est

Salgamos a volar, querido mío; subite a mi ilusión super-sport.
Balada para un loco - Horacio Ferrer

Me acosté a dormir temprano, como todas las noches, porque al día siguiente tenía que trabajar. Intenté avanzar con el libro que empecé hace unas semanas pero en algún momento me venció el sueño. Me desperté con una extraña sensación de liviandad. La espalda estaba separada del colchón varios centímetros y el libro que descansaba abierto sobre mi pecho rodó por el piso.
Estabas dormido al lado mío y te llamé.
- Despertate, amor. Estoy flotando.
No me escuchaste. Murmuraste algo acerca del dólar y seguiste durmiendo.
Mis piernas también empezaron a levitar. Me sentía extraña, pero maravillosamente bien. Te miré dormir y me acordé que hermoso sos cuando estás dormido. Me coloqué sobre vos pero sin rozarte, sobrevolándote. Estudié con detenimiento tu gesto, tu boca - amo tu boca, sabías? -, tus manos con las uñas prolijamente cortadas.
Las alas de la espalda comenzaron a crecer y quise probarlas dando un paseo por la habitación, pero me quedó chico el espacio. Salí a la calle por la ventana y me divertí un rato subiendo lentamente y bajando en picada, me subí al mástil de la plaza Italia y miré el barrio desde lo alto. Volé hasta nuestra cama de nuevo y te desperté, haciéndote cosquillas con las plumas. Frunciste la nariz y refunfuñaste.
- Dejame dormir que mañana madrugo.
- Vuelo, amor. Mirame. Puedo volar. Vení conmigo, dale. Es hermoso.
- No me rompas las pelotas que hace un frío de cagarse.
Te saqué las sábanas, entonces abriste los ojos. Tuviste que levantar la cabeza para mirarme. Por un instante, no hablaste. Sonreí, abrí las alas y te tendí los brazos.
- Vamos. Volemos de acá.
- ¿En qué idioma te tengo que hablar? No me jodas cuando duermo, carajo.
De pronto sentí que las alas empezaron a encogerse, hasta quedar nuevamente pintadas en mi espalda, sin relieve. Lentamente el cuerpo comenzó a recobrar su peso y fui posándome en la cama.
Cuando sonó el despertador tenía el libro aferrado a mis brazos y vos no estabas.

lunes, 18 de junio de 2012

Pequeña semblanza de un político pueblerino (o no)

Yo no le canto a la luna porque alumbre y nada más ...
Atahualpa Yupanqui - Lunita Tucumana

La verdad es que nadie sabía muy bien cómo, pero siempre terminaba ganando las elecciones. Ocupaba el puesto de intendente desde hacía diez años. La única gestión que había realizado durante sus mandatos fue iluminar un tramo del acceso al pueblo, que casualmente coincidía con la ubicación de su casa de verano. Por eso todos le decíamos Lunita tucumana; porque alumbra y nada más.
La cuestión es que cuando se acercaba la época de elecciones, Lunita empezaba con sus discursos por la radio de frecuencia modulada cuyo dueño era Secretario de Comunicaciones de su gobierno y primo hermano de él. Desde ese espacio - personalmente o a través de sus incondicionales compañeros de fórmula - se ocupaba de pegarle duro y parejo a todos sus oponentes. Jamás se lo escuchó hablar de un proyecto, pero pasaba largas horas hablando de la falta de honestidad de Juan, de la poca credibilidad de Pedro e, inclusive, de las infidelidades de Roberto (si engaña a la madre de sus hijos mire si no lo va a engañar a usted).
Fue memorable aquel debate público donde estaba siendo cuestionado por la desaparición de las partidas enviadas por la provincia para el arreglo de varias escuelas. Sin perder el aplomo se levantó y se retiró del recinto diciendo que cuando viniera gente de su estatura moral a pedir explicaciones las iba a dar, pero que no pensaba gastar un sólo segundo con los delincuentes de la oposición. El aplauso fue ensordecedor. Porque reconozcamos que Lunita tenía razón. Los de la oposición eran unos delincuentes. Y si no lo eran, de tanto escucharlo ya todos lo creíamos.
Y , para ser sinceros, el acceso iluminado se veía precioso. Una pinturita, mire.

martes, 12 de junio de 2012

El cazador

Después de un arduo recorrido pudo ver a aquella maravillosa pieza.
- Única en su especie, impecable - pensó.
Preparó el arma con paciencia, mientras no la perdía de vista.
La gacela, segura de su sino, se sentó mansamente frente a la línea de tiro y lo miró.

Decepcionado y sin disparar, siguió el recorrido en busca de una presa que se precie de tal.

domingo, 10 de junio de 2012

Tragedia matinal


Mi pie izquierdo se despertó antes que yo esta mañana. Te buscó entre las sábanas y al descubrir tu ausencia, se lanzó al vacío desde el borde de la cama.


sábado, 9 de junio de 2012

Luz

Batería recargada.
Luz verde.

Luz Casal para inaugurar una nueva temporada (mental).




jueves, 31 de mayo de 2012

Recargando.

Batería descargada.
Por el momento, fuera de servicio.

viernes, 25 de mayo de 2012

Ay, patria mía

Nos pintaron durante toda la primaria a un pueblo que quería saber de que se trataba en las puertas del cabildo el 25 de mayo, mientras los simpáticos French y Beruti repartían cintitas celestes y blancas.
El pueblo eran unas 200 personas. Buenos Aires ya contaba con 40000 habitantes, siendo sólo 2300 españoles.
Los simpáticos French y Beruti, amigotes de Moreno y Belgrano, formaron un grupo llamados los chisperos, cuyo objetivo fue asustar con jinetes, fuego, armas y demás a los partidarios del virrey. Se dicen que eran buenos bebedores y mejor aún con el arcabuz y el cuchillo. Fueron sus hombres los que, montados en sus caballos, impedían el paso al cabildo a cualquiera que no fuera partidario de la revolución. Para distinguir unos de otros, saquean una tienda de la Recova, llevándose un rollo de tela blanca que le prenden a los partidarios de la revolución al pecho (no el rollo entero, entiéndase, sólo una tirita).
Adentro nadie se ponía de acuerdo, o llegaron a un acuerdo tipo Cristina/Cobos, bah.
Saavedra era el presidente pero lo tenía a Moreno siempre en contra. Se odiaban abiertamente.
Moreno no dudaba en hacer pasar por las armas a cualquier opositor. Manda a Castelli, acompañado por French, a ejecutar a Liniers. Unos meses después de aquel Mayo revolucionario, Moreno ha hecho aprobar por unanimidad el Plan secreto de operaciones que recomienda el terror como método para destruir al enemigo emboscado.
Castelli escribe: "Nuestros asuntos van bien porque hay firmeza y si por desgracia hubiéramos aflojado estaríamos bajo tierra. Todo el Cabildo nos hacía más guerra que los tiranos mandones del virreinato"
En cambio escribe Saavedra en respuesta a una carta amenazante de Viamonte: "¿Consiste la felicidad en adoptar la más grosera e impolítica democracia? ¿Consiste en que los hombres impunemente hagan lo que su capricho e interés les sugieren? ¿Consiste en atropellar a todo europeo, apoderarse de sus bienes, matarlo, acabarlo y exterminarlo? ¿Consiste en llevar adelante el sistema de terror que principió a asomar? ¿Consiste en la libertad de religión y en decir con toda franqueza me cago en Dios y hago lo que quiero?".
De todas maneras, quiso el agua apagar tanto fuego - o quizás el propio Saavedra - y Moreno murió en alta mar en circunstancias dudosas.
Saavedra murió de viejo (69 años en aquella época era muchísimo).

Esto pasó hace doscientos dos años.
Y lamentablemente se repitió muchísimas veces más a lo largo de la historia, con otros nombres, otras caras y las mismas ansias de poder.


Y sin embargo, país, los que nos levantamos todas las mañanas a laburar sin esperar más que el sueldo que nos ganamos con el sudor de nuestra frente, los nos quedamos en vos porque no se nos ocurre que exista otra tierra que nos cobije, los que robamos tiempo que no tenemos para ir a ayudar a un comedor barrial, las Margaritas Barrientos, los Juan Carr, los que aún yéndose te llevan en el acento con orgullo, los que lagrimeamos con un tango, los que pese a todo creemos que la cosa va a cambiar, que tiene que cambiar y la seguimos remando, te amamos.





sábado, 19 de mayo de 2012

Francisco


Le pedí al Señor que me diera un amor.
Nunca pensé sería tan profundo.
Ya presentíamos que venías.
Ya te buscábamos.
Papá se había ido a trabajar temprano. Yo dormía. Ni bien me desperté corrí al baño y me hice un test de embarazo. Clavé la mirada en la tirita hasta que ví aparecer las dos rayas azules.
Primero lloré.
De felicidad, hijo.
Y después corrí a llamar a papá.
Naciste un martes. Llovía. Tardaste en nacer tanto tiempo, que yo - que había prohibido que te digan Pancho - empecé a decirte así desde ese día. Cuando te pusieron en mi pecho, me miraste con esos ojazos y no llorabas. Nos reconocimos de inmediato. Vos eras esa cosita que me pateaba y yo era la que te cantaba desde afuera. Te llevaron en una incubadora (locuras del pediatra) y tardaron en traerte conmigo. Hacía dos días que no dormía pero no podía parar de hablar y de reirme con todos los que iban a visitarnos. Era completamente feliz.
Siempre fuiste Pancho. Tu única exigencia era mirar una y otra vez la película de Tigger y El libro de la Selva. Con papá nos sabíamos los diálogos de memoria.
Hablabas poco y mal. Y cuando te ponías chinchudo, como buen taurino, decías "ompo todo yo, eh".
Ahora sos casi tan alto como yo. Ya el sobrenombre no te va. Peleas con tu hermano, salís con tus amigos y te da vergüenza si te beso cuando te dejo en la escuela.
Pero te seguís pasando a mi cama cada vez que hay tormenta fuerte.
Además, para mamá y papá, siempre vas a ser Panchito.
Felices 14 años, hijo.




jueves, 17 de mayo de 2012

Amores de morondanga VIII

Ella, inocente y crédula, lo besó a pesar de su aspecto verde y asqueroso. Desde ese día se la pasa croando en los charcos.

lunes, 14 de mayo de 2012

Reflexiones II

Los hombres a la hora de reconquistar a una mujer que perdieron, recurren al pedido de perdón, al arrepentimiento y lamentos cuasi bolivianos. Golpean sus pechos y juran que nunca más (al menos hasta mañana).
Las mujeres somos muchos más astutas (o malditas, dependiendo del punto de vista). Adoramos hacerlos sentir culpables, mostrarnos como sus víctimas, las pobrecitas, partirles el corazón al ver como lloramos desoladas por el dolor que nos causan.
Eso ya lo hacemos con nuestros hijos y lo repetimos después con el resto de los hombres que se crucen por nuestra vida (novios, maridos, profesores, amantes, padres y hasta el almacenero).

- Claro, el señorito no llama para avisar dónde está. Total, que importa que su madre esté acá, muerta de pánico, pensando que tuvo un accidente.

- Yo le juro que estudié, profesor. Es que me puse nerviosa y me olvidé de todo. Por favor, si mi padre se entera que desaprobé me mata. Tómeme la prueba mañana de nuevo, no sea así.

- Siempre la excusa de tu mujer, claro. Y yo acá, esperando todo el día una llamada tuya, pegada al teléfono como una idiota.

- Yo estudié, papi. Pero la yegua de matemática me tiene rabia. Siempre se la agarra conmigo.

- Le prometo que mañana le pago, Don Pepe. Es que mi patrón me debe el sueldo de marzo todavía. No sabe, me paga a cuentagotas. Yo pesito que junto, pesito que separo para pagar su cuenta, mire.

Y siempre, siempre, las lágrimas al borde de los ojos o la voz quebrada.

Si a una mujer el marido la encuentra con otro en la cama, la culpa seguro es del marido porque "me desatendías, todo el día trabajando, te olvidaste de mí, ya no me tratás como antes, me hacés sentir tan sola".

También documentaré con letras de canciones lo antedicho:

Vives con unas y con otras/y na se te importa de mi soledad;/sabes que tienes un hijo/y ni el apellido le vienes a dar./Eres mi vida y mi muerte,/te lo juro, compañero;/no debía de quererte,/no debía de quererte/y sin embargo te quiero.

Llora nene, llora nene, llora nene,/Cariño, bienvenido de nuevo a casa,/Ya sé que ella te dijo, cariño,/Ya sé que ella te dijo que te amaba mucho más que yo/Sí, lo único que sé es que ella te dejó/Y tú juras que no sabes por qué,/Pero sabes, cariño, que siempre, siempre estaré cerca.

Cuando estés cansado de tus vanidades, /cuando tengas frío y nadie te de calor, /cuando solo tengas sabanas vacías /o una compañía solo de ocasión./Y cuando estés solo y desesperado/tal vez escuchando aquella canción, /cuando estés vencido, cuando estés perdido, /te estaré esperando... /para amarte una vez más.

No lo he dado todo??/dando lo mejor de mi/Dandote todo lo que tenia /Todo y nada menos, /No lo hice bien?/Te he decepcionado??/Tal vez estas acostumbrado/a tenerme a tu alrededor/aun asi, como puedes alejarte asi/De todas mis lágrimas? /Va a ser un camino vacío, /Sin mí aqui.

Sabemos que la mayoría de los hombres son sensibles a la fragilidad y lágrimas femeninas. Ahora ¿queremos de vuelta al desgraciado? Noooooo. Queremos que sufra, queremos empañarle la felicidad, queremos que reviente. Seguro que cuando si vuelven, los mandamos al carajo. Si, si. Somos jodidas. Y qué.

domingo, 13 de mayo de 2012

Reflexiones

Se nos vienen cayendo los gurús, señores. Ya no podemos creer ni en la paz interior de Claudio María Domínguez.
¿Qué nos queda? ¿En quién confiar?, me pregunto atribulada.
Por eso he decidido abrir en este blog una nueva sección para la reflexión, para unir nuestros corazones en busca de LA VERDAD, LA CORDURA, EL CONOCIMIENTO INTERIOR.
Quizás suene pretencioso, lo sé. Pero confío, queridos míos, en vuestros criteriosos comentarios que harán que entre todos veamos la luz.
Comencemos cruzando las piernas en posición de flor de loto (si no te sale, como a mi, quedate sentado, nomas. No hay problema)
La primera duda que intentaremos disipar, a los efectos de generar una onda de reciprocidad amistosa entre hombres y mujeres, y así poder - por qué no - generar el día de mañana encuentros de paz y amor es:
- ¿Por qué lloran por la mujer que los dejó, si cuando estaban con ella no le daban ni cinco de bola? Resumiendo: ¿quién carajo entiende a los hombres?
Comprendo que en principio, muchos saltarán al grito de "¡Mentira!, Estamos frente a una mujer despechada, hermanos", incluso alguno intentará tirar abajo las destrezas sexuales de mi último amante.
Por eso, documentaré mis dichos recurriendo a letras de diversas canciones escritas por manos masculinas:

Yo no me dí cuenta de que te tenía/hasta el mismo día en que te perdí,/y vi claramente lo que te quería/ cuando ya no había remedio pa' mí.

Tu ilusión fue de cristal,/se rompió cuando partí/pues nunca, nunca más volví…/¡Qué amarga fue tu pena!/No te olvides de mi/de tu Gricel/me dijiste al besar/el cristo aquél/y hoy que vivo enloquecido/porque no te olvidé/ni te acuerdas de mí/Gricel, Gricel.

No supe comprender tu desesperación/y alegre me alejé en alas de otro amor.../¡Qué solo y triste me encontré/cuando me vi tan lejos/y mi engaño comprobé!

¿Dónde estás, para decirte/que hoy he vuelto arrepentido a buscar tu amor?

Ya estoy escuchando a algunos argumentar que estas son canciones viejas, que los hombres evolucionaron, blablabla. Vengamos más acá en el tiempo:

Lo siento si alguna vez te he herido/y no supe darme cuenta a tiempo/mientras soportabas en silencio/tal vez algún desprecio/tal vez no sirva de nada/el darme cuenta ahora/sólo importas tu ...

Ya no me llamas por teléfono, es la señal que todo acabo,/antes lo hacías, y siempre era yo quien te pedía que no./Desde ese día en que te abandone juraste volverías por mi/yo no quería y no volviste mas, y hoy te vengo a decir.../si estas contéstame, vamos atiéndeme/yo se que he sido un tonto y que, de ti me enamore.../y no lo supe ver...

Después me vienen con Freud, la histeria femenina y la mar en coche. Vamos, confiesen. Son muy gatos Floros, muchachos.
PORQUE SI VAMOS A REFLEXIONAR EN PAZ, HAY QUE SINCERARSE, CARAJO. OK? NO ME HAGAN CALENTAR.
Ahora si me despido. Que la fuerza los acompañe.
Namasté.




jueves, 10 de mayo de 2012

Anonymous









¿Por qué escribimos?

miércoles, 9 de mayo de 2012

Llueve

Llueve, amor.
¿Escuchás?
Las gotas quieren hablarnos, quieren poner música en nuestra ventana, en nuestro dormitorio.
Nos marcan el ritmo para que nuestras manos bailen sobre los cuerpos.
¿Podés sentirlo?
La humedad de la calle, de los techos, de tu cuerpo, amor.
Puedo palparla, olerla.
Nos pide que nos olvidemos de todo, que dejemos de lado reclamos y fastidios. Tan sólo amarnos, disfrutando el momento.


- Te olvidaste de llamar al techista, no? Si serás pelotudo. Mejor levantémonos y ayudame a correr el colchón que se va a empapar.

domingo, 6 de mayo de 2012

Feliz cumpleaños a mi.

En principio, todo es fácil, tibio, tranquilo. Lástima que dura nueve meses. Después uno nace.
Lo primero que hacen es sacudirte y pegarte dos cachetazos en el culo. Eso es para que te vayas acostumbrando a lo que va a venir.
A mi me tocó llegar al mundo hace 40 años, el 6 de Mayo del 72. Mi vieja siempre me cuenta que fue un parto divino; es más, ella creía que estaba un poco descompuesta por la comida. O sea, me confundió con un pedo. Terrible. Yo peleando por salir y ella pensando que se estaba por mandar una cagada.
La que pensó que realmente mi nacimiento fue una cagada fue mi hermanita. Eso pasa generalmente cuando uno no tiene la dicha de nacer primero. En principio, para que la pendejita más grande no se ponga celosa, le hacen regalos más lindos que a vos - total sos chiquita y no te vas a dar cuenta - como si eso sirviera para menguar el odio con el que te mira, mientras te acaricia la cabeza, justo después que mamá le explicara que los bebés no tienen la mollerita cerrada.
Una, gracias a Dios, es inocente de las maldades ajenas y ríe. De qué, no se sabe. Viene tu madre y te dice "acatá" y te descostillás. Viene tu abuelo y te dice "cuchichichichitrilita" y te ahogás de risa. Viene tu padre y te sopla la panza y te retorcés a las carcajadas. Una es inocente y un poco pelotuda, pero no viene al caso.
Después crecí. Fuí al Jardín de Infantes - donde conocí a mi primera gran amiga, Gilda -, mamá nos manda a danza con mi hermana con la intención de que seamos señoritas delicadas, a inglés para que seamos señoritas cultas, a hacer los mandados (para no ir ella, que está cansada) y descubro que además de mi hermana, con la que ya nos habíamos acostumbramos a convivir y casi casi nos queríamos, hay otras criaturas y que algunos son varones. Por primera vez en la vida cometo el gran error: me enamoro perdidamente.
Mi novio se llamaba Gustavo. Fuimos novios hasta Sexto grado, aunque él se enteró muchos años después. Yo debería haberme dado cuenta en ese momento que los hombres son un poco lentos, pero no. Seguí teniendo fe en ellos.
En ese interín, mis padres no tuvieron mejor idea que tener otro hijo. Nació el nene cuando yo tenía ocho años. La verdad, lo amé desde que lo vi, azul como un pitufo y lleno de cables en la incubadora.
Pero pasé a ser la hija del medio. Sin comentarios.
Vino la adolescencia, la secundaria (no me vengan con el polimodal y la mar en coche: se-cun-da-ria), diversos novietes un poco más rápidos que Gustavo con las manos pero igual de lentos con la cabecita. Estaban en plena edad del pavo, claro.
Decidí desde ese momento que no volvería a salir con gente de mi edad.
Por primera vez perdí a un ser amado: mi abuelo Ángel.
Terminó Quinto año - donde conocí a mi segunda gran amiga (por orden cronológico, no se peleen): Karen - y en Pehuajó, ciudad donde vivía, no había universidad. Como yo quería ser abogada (no, no me puteen todavía que me arrepentí a tiempo) me fui a vivir, solita con mi alma a Mar del Plata.
Me sentía adulta, madura, vivía en una casa que era totalmente mía y donde podía decidir que hacer. Por eso no lavaba los platos hasta que me quedaba sin siquiera una tabla para comer y no hacía la cama. Pero para poner el broche de oro a mi adultez, comencé a trabajar a los dos meses de cumplir dieciocho. Iba de la facultad al trabajo y del trabajo a la facultad.
Y lo conocía a él. Un hombre hecho y derecho con pelos en el pecho, compañero de trabajo: Guillermo. Tenía 22 años. Nos enamoramos. Esta vez él se enteró que era mi novio y, como si eso fuera poco, se fue a vivir conmigo. Después me separé.
Con el tiempo volví a formar pareja, me volví a separar, volví a formar pareja, me volví a separar, volvía a formar pareja, me volví a separar .... siempre con Guilermo, claro. Es que eramos un poco pasionales. Pero debo reconocer que nos peleábamos con la misma intensidad con la que nos reconciliábamos. Viajamos, nos divertimos, fuimos a bailar, a la playa, a reuniones, a recitales, no gritábamos, nos odiábamos, nos celábamos. Hasta que llegó la separación definitiva.
Volví vencida a la casita de mis viejos.
Como el hombre, la mujer también es un animal que vuelve a tropezar con la misma piedra, así que me enamoré de nuevo. Esta vez de un hombre que no tenia nada que ver con el anterior; con el que no teníamos ni un sí ni un no. Hablábamos muy poco. Pero teníamos sexo, y por ende, tuvimos dos hijos. Y la verdad, nos es que yo sea la madre, pero nos salieron divinos. Un día, callado como los doce años que pasamos juntos, decidió irse de casa. Y yo cambié la cerradura. Eso fue todo; lamento no poder divertirlos con historias de intrigas y de engaños. Ironías de la vida, hoy podemos pasar ratos largos meta charla.
Y me enamoré otra vez. ¿Otra vez? Si, otra vez. Soy terca, soy taurina. Esta vez amplíe mis horizontes y busqué un novio porteño. 350 kilómetros de ida, 350 kilómetros de vuelta, horas de celular, horas de micro él y la raya del culo casi despintada. Cuatro años pasamos atravesando ciudades y autopistas para vernos. Hasta que también se terminó.
Volví a perder a otro ser amado: mi padre.

Eso es, en resumen, lo que he hecho en estos cuarenta años.
Fui embrión, bebé, niña, hija, hermana, nieta, bailarina, estudiante, amiga, ¡fui flaca!, empleada, enamoradiza y madre. Descubrí que los que amamos se van, pero de alguna manera se quedan, que lo que se gana con el fruto del trabajo es más gratificante que lo que te regalan por nada, que la pasión se consume, que el amor se va apagando de a poquito, que ser mamá hace que el mundo deje definitivamente de girar alrededor de tu ombligo, que te hace entender a tus viejos, que si vivimos poniendo la otra mejilla terminamos con la cara inflamada, que aunque duela hay que decir basta, que hay que perdonarse cuando nos equivocamos y que siempre hay que estar enamorado. Sobre todo, de la vida.



jueves, 3 de mayo de 2012

Lo que natura non da

Pues la belleza no es nada sino el principio de lo terrible
Las elegías de Duíno  -  Rainer Maria Rilke


Lo que a mi me encantaría, doctor, es tener los labios de Angelina, bien carnosos. Pero, claro, no harían juego con mi nariz. Con esta nariz no se van a notar. La nariz de Julia Roberts estaría fantástica. Eso sí, un poquito más rellenita de cara, porque ellas son muy flacas y se le notan las arrugas. Digamos que los pómulos y el mentón de Scarlett Johansson estarían bien. Bueno, si queda alguna arruguita se puede aplicar botox, no?
Con el cuerpo no tengo mucho problema. Un poco de siliconas. Algo como Larissa Riquelme, no muy exagerado, estaría bien. Los hilos de oro para levantar un poco la cola y lipo  en cintura, brazos y piernas. Creo que con eso sería suficiente, no?
Eso si, doctor. Le voy a pedir un favor; no se le vaya la mano. No quiero que parezca poco natural, vio.


Digo yo, por el mismo precio ¿no le podría sacar las bolsitas de los ojos a mi marido?

miércoles, 2 de mayo de 2012

Apenas Penas

Hace varios años atrás, cuando empezaba a descubrir el mundo bloguero, encontré a Apenas Penas. La verdad, lo leía casi secretamente, porque no entendía demasiado bien el sistema de los comentarios y yo no tenía blog propio.
Carlos Casellas es el responsable de esos sonetos que me fascinan y me provocan envidia (si, te lo confieso. Yo soy un desastre rimando). En cambio, en el lápiz de Carlos la poesía fluye.

En el 2008 publicó su primer libro Llevarás en la piel.

Para el segundo, De diluvios y andenes, esperó hasta el 2012.

En noviembre de 2011 se presenta en su primer concurso internacional de poesía y - obviamente - lo gana. El premio fue la edición de su tercer libro Oceanario.

El concurso lo ganó con un poema que es maravilloso, pero yo me voy a dar permiso para transcribir otro, que personalmente me encanta.


A Usted, Señora, a Ud, mi gata en celo,
desvelo del amor en catarata,
que confundes tejados con el cielo
y te limpias la boca en mi corbata;
a Usted, que con dos besos desbarata
los lunes tormentosos de pomelo,
de las vidas que llevas siendo gata
apártame un abril de terciopelo.
Con las otras que restan, improvisa,
yo soy un partenaire en estas lides
de ver salir el sol cuando amanece;
penitente, me quedo en tu cornisa,
si precisas mi boca me la pides,
maúlla cuando quieras que te bese.


La verdad, te merecés ese premio y más.
Y a mis amigos los invito a que pasen por su blog Apenas Penas y la verdad, no sean tacaños y compren los libros, che.

lunes, 30 de abril de 2012

Los mártires de Chicago

Me voy a poner tediosa en esta entrada, lo sé. Pero parece que tanto feriado y días puentes nos hacen olvidar lo que se recuerda el 1 de Mayo. Había un viejo cantante argentino, Rodolfo Zapata, que tenía un clásico que decía no vamo' a trabajar, no vamo' a trabajar. Y si hoy no vamos a trabajar, fue en parte por estos tipos.





 
 
 
El Primero de Mayo se recuerda a los mártires de Chicago en casi todo el mundo, excepto en Estados Unidos. Irónico, no?
Lo que pedían los trabajadores de casi todos los puntos del país, era la jornada laboral de ocho horas. En 1868, la Ley Ingersoll, establecía la jornada de ocho horas. Al poco tiempo, diecinueve estados sancionaron leyes con jornadas máximas de ocho y diez horas, aunque siempre con cláusulas que permitían aumentarlas a entre 14 y 18 horas. Anteriormente existía una ley que prohibía trabajar más de 18 horas, salvo caso de necesidad. Aun así, debido a la falta de cumplimiento de la Ley Ingersoll, las organizaciones laborales y sindicales de EE.UU. se movilizaron.
La huelga del 1 de Mayo de 1886 fue masiva, pero - por supuesto - los reclamos no tuvieron eco. Si bien hubo algunos disturbios, los peores sucesos ocurrieron en los días sucesivos. El 3, el sindicato de la madera convoca a una reunión, que es fuertemente reprimida por la Pinkerton, produciendo varios muertos y heridos. El 4 se llamó a una concentración, en un acto público. Cuando ya había finalizado y los trabajadores se desconcentraban, la policía avanzó en forma amenazante sobre los manifestantes. Entonces alguien lanzó una bomba contra la policía, abatiendo a algunos e hiriendo a otros. Por supuesto, la respuesta no se hizo esperar. Se abrió fuego contra los trabajadores matando a muchos e hiriendo a 200.
La bomba le dio la excusa perfecta a la justicia para arrestar a 8 sindicalistas, 6 de ellos extranjeros.
En un juicio claramente fraudulento se determina que 7 serían ahorcados y uno condenado a 15 años (casualmente uno de los norteamericanos).
Spies, Fischer, Engel y Parsons subieron al patíbulo el 11 de noviembre. Lingg se "suicidó" antes de esa fecha.
El escándalo fue tan grande que a Fielden y Schwab se les conmutó la pena de muerte por la de prisión perpetua. La movilización de las fuerzas sindicalistas hizo que el 26 de julio de 1893 se les otorgar el ‘perdón absoluto’ a Samuel Fielden, Oscar Neebe y Michael Schwab.


De todas maneras, no vamos a andar creyendo que con esto terminó la persecuta contra los anarquistas extranjeros. No nos olvidemos de Sacco y Vanzetti.

Y vengamos más para acá en el tiempo y en el espacio:
- El ingenio azucarero Ledesma de Jujuy proveyó de camiones al Ejército para el secuestro de sus trabajadores.
- En la Mercedes-Benz y la Ford los trabajadores eran secuestrados con listas negras proporcionados por los directivos. Las dos automotrices tienen características similares: las victimas fueron trabajadores delegados de sección o integrantes de la comisión interna.
- En la puerta de Siderca, perteneciente al Grupo Techint, se instaló personal del Ejército con un listado de obreros “indeseables” proporcionados por la empresa. Los detenidos fueron alojados en un centro clandestino en el Tiro Federal de Campana, contiguo a la fábrica, que se comunicaba con el predio por una puerta.



Hoy, sindicalistas que no nombraremos pero todos sabemos de quienes hablamos, avergüenzan a los trabajadores llenándose los bolsillos con el dinero de sus afiliados.
Pero hubo otros.
No nos olvidemos.

jueves, 26 de abril de 2012

Tener y perder

Que nadie piense mal; Román adoraba a su amigo. Como no quererlo si habían compartido las horas del colegio, las primeras salidas, el primer cigarrillo fumado a escondidas en el baño de su casa. Nadie lo conocía tanto. Inclusive estaban juntos el día que Sergio conoció a Marga.
Marga era de esas rubias de las que no se pueden sacar los ojos de encima. No era necesariamente linda, pero la voz, la forma distante en que se dirigía a todos y un cuerpo imponente la ponían en un pedestal al que la mayoría no se animaba a acceder.
Durante un tiempo mantuvieron con Sergio una relación extraña, donde Román oficiaba de vocero. Le llevaba a Marga los mensajes del amigo y era el receptor de las sonrisas que éstos generaban en ella. Inclusive fue él el que le preguntó si quería encontrarse con Sergio a la salida del colegio, en el barcito del Tano. Recibió una estocada en el pecho cuando ella le dijo que sí.
Empezó a compartir sus salidas, viendo como se tomaban de la mano y besaban sin reparos.
Con los años, Román fue el testigo del casamiento y padrino del primer hijo de la pareja. Él también se casó y llevó una vida normal.
Una tarde, mientras trabajaba en su oficina, Marga entró sin anunciarse con rastros visibles en la cara de haber llorado.
- No puedo más. Sergio me engaña. Lo descubrí ayer, revisando su celular.
- Es imposible, él te adora.
- No - dijo ella y se arrojó llorando en sus brazos - él nunca supo amarme como vos.
Román la besó, le secó las lágrimas, la acarició y terminaron haciendo el amor sobre el escritorio de su oficina como dos desesperados.
Esa misma tarde, al quedarse solo, planificó como decirle a su mujer que tenían que separarse y buscar una linda casa para mudarse con Marga.
La llamó varias veces pero ella no contestó el celular.
Recibió, en cambio, un mensaje de Sergio que decía:
Tremendo despelote con Marga. La llevo unos días a París a ver si se le pasa. Cuando vuelva te cuento.
Llegó a su casa. Su mujer lo esperaba con la cena. La miró y supo que nunca más podría ser feliz.

lunes, 23 de abril de 2012

Perder el colectivo



Llueve a cántaros.
Rodolfo Marconi corre por la calle vacía buscando un taxi en vano. No le queda más remedio que quedarse en la parada de colectivo, resguardándose bajo un tinglado de chapa, que encima gotea.
Pasa un auto a toda velocidad que levanta el agua del cordón y lo empapa.
Lamenta haberse puesto esos zapatos nuevos.
Intenta sin suerte encender un cigarillo cuando escucha una voz femenina.
- ¿Tenés fuego?
Cuando levanta los ojos se encuentra con una rubia con ojos de gata, con un impermeable cruzado, zapatos de tacón y el pelo impecable.
- Claro, aunque no creo que tengamos suerte - dice sonriendo.
- Nada cuesta con probar.
Por arte a magia, una lumbre roja ilumina la sonrisa de la rubia.
- ¿Viste? Todo es posible cuando llueve en esta calle. ¿Cuál es tu nombre?
- Rodolfo. ¿Y el tuyo, preciosa?
- Lauren.
Desde la esquina se ve doblar al colectivo.
- ¿Subís? - pregunta él.
- No, me gusta la lluvia. Quedate conmigo.
Rodolfo se sintió ridículo al lado de esa belleza, con su traje empapado y el sombrero que chorreaba agua . Se alejo en el colectivo, mirando a la chica desde la ventanilla del 60.

Recorre esa calle a diario desde hace meses, esperando verla, pero el servicio meteorológico anuncia tiempos de sequía.

jueves, 19 de abril de 2012

Cosecharás tu siembra

- He vivido equivocado; lástima entenderlo después de muerto - pensó el fantasma de quien en vida había sido Adalberto Flores.
Sentado en un rincón de su propio velorio, hacía un recuento de las personas que lloraban lágrimas de compromiso, de las que habían mandado coronas para figurar, de las que se reían en la cocina mientras tomaban café. Ninguno parecía realmente afligido, excepto el cadete de su empresa, un muchacho joven con el que apenas había cruzado unas palabras. El chico lloraba con verdadera congoja, sin animarse a acercarse al cajón.
- No se merecía lo que le pasó. Una verdadera desgracia - repetía en voz baja mientras sacudía la cabeza, sin que nadie reparara en su presencia.
Si su condición de fantasma se lo hubiera permitido, Adalberto Flores habría tomado la mano del joven para consolarlo.
Mientras sus hijos discutían por el manejo de la empresa, sus empleados sacaban cuentas de quienes pasarían a ocupar los cargos vacantes, su viuda planificaba un viaje consuelo por Europa, esa pobre criatura a la que él había tratado incluso con menosprecio, sufría por su muerte.
Después de un rato, el cadete se levanta de su silla y se acerca al féretro. El fantasmagórico Sr. Flores lo acompaña, conmovido.

-  No te lo merecías. Una verdadera desgracia, viejo hijo de una gran puta. Mirá que venirte a morir en un telo con tu amante.

lunes, 16 de abril de 2012

Dios y el mazo (refrito)


Nunca pudo entender, a pesar de ser un ferviente estudioso de la palabra de Dios, si ser bueno era un premio o un castigo.
Aún así, durante toda su vida ofreció la otra mejilla, dio al César lo del César y a Dios lo de Dios quedándose con las sobras, jamás miró a la mujer de su prójimo con ojos lujuriosos ni juró en vano. Soportó con entereza la época de las vacas flacas y llegó a su vejez esperando vacas gordas que nunca vinieron.
En su lecho de muerte, levantó sus ojos al Cielo y preguntó:
- ¿Por qué, Señor? ¿Por qué me has olvidado?
Una voz lejana y grave le contestó:
- Por pelotudo.

viernes, 13 de abril de 2012


miércoles, 11 de abril de 2012

Adiós a la tristeza

La tristeza llegó para quedarse. Se sentó en mi sillón favorito y no tiene intenciones de irse. Se entretiene bordando con colores oscuros las  cortinas; ya casi no permite que pase la luz.
Llegó de pronto; no esperaba su visita. Como una tía vieja y molesta, pide que la atendamos. - Traeme un vasito de lágrimas de la madrugada - me dice. Y no me pregunten que clase de hechizo me tiene cautiva, pero accedo sin chistar. La tirana lo disfruta y se agranda.
Me pregunto, enojada, quién la dejó entrar. No me queda más remedio que reconocer que fui yo. Intenté culparlo a él, a los vecinos, a los compañeros de trabajo, hasta al almacenero. Pero si otros abrieron la puerta, yo no la cerré y la instalé en mi casa.
Encima, es una pésima huésped. Me lleva todo el día dar vueltas alrededor de ella, y cuanto más caso le hago, más difícil es de llevar.
Por eso hoy he decidido mudarme. Que se quede sola, en el sillón de mimbre; si quiere lágrimas, que llore ella.
Yo tengo mejores cosas que hacer.

sábado, 17 de marzo de 2012

Las tres

¿Faltará mucho para las tres?
Hoy comimos temprano. Después mamá me bañó y me puso la camisa de cuadritos que me regaló la abuela.
Me dijo que me quede quietito en el sillón esperando a papá porque él se enoja con ella cuando estoy sucio.
No quise comer el postre porque el último domingo que fuimos a pasear me prometió que me iba a llevar a la heladería y voy a pedir un cucurucho enorme de tres gustos.
Afuera los chicos están jugando con las bicicletas; no quiero salir y ponerme roñoso.
Ya miré todas las películas de dibujitos que tengo, pero no me voy a mover. Mirá si justo papá toca el timbre y no lo escucho.
¿Con quién hablará mamá por teléfono que está tan enojada?¿Está llorando?
Me acerco a la ventana para ver a los chicos que juegan, pero ya deben estar en sus casas porque está oscuro.
¿Faltará mucho para las tres?

sábado, 10 de marzo de 2012

Fiesta

Estaba ahí sentado, solito con su Alma, y se sintió en buena compañía.
Entonces llegó la Paz, y entre los tres la pasaron bárbaro.

jueves, 8 de marzo de 2012

Feliz día (y mejor noche), mujeres






I can wash out 44 pairs of socks and have 'em hangin out on the line
I can starch & iron 2 dozens shirts 'fore you can count from 1 to 9
I can scoop up a great big dipper full of lard from the drippins can
Throw it in the skillet, go out & do my shopping, be back before it melts in the pan
'Cause I'm a woman! W-O-M-A-N, I'll say it again

I can rub & scrub this old house til it's shinin like a dime
Feed the baby, grease the car, & powder my face at the same time
Get all dressed up, go out and swing til 4 a.m. and then
Lay down at 5, jump up at 6, and start all over again
'Cause I'm a woman! W-O-M-A-N, I'll say it again

If you come to me sickly you know I'm gonna make you well
If you come to me all hexed up you know I'm gonna break the spell
If you come to me hungry you know I'm gonna fill you full of grits
If it's lovin you're likin, I'll kiss you and give you the shiverin' fits
'Cause I'm a woman! W-O-M-A-N, I'll say it again

I can stretch! a green black dollar bill from here to kindom come!
I can play the numbers pay the bills and still end up with some!
I got a twenty-dollar gold piece says there ain't nothing I can't do
I can make a dress out of a feed bag and I can make a man out of you
'Cause I'm a woman! W-O-M-A-N, I'll say it again
'Cause I'm a woman! W-O-M-A-N, and that's all.

jueves, 1 de marzo de 2012

martes, 21 de febrero de 2012

Renuncia del Fénix

No sé si podrás entenderme pero no voy a resucitar.
Dejame morirme un rato.
Dejame descansar.
No quiero ser ni fuego ni ceniza.
Es demasiado alto el precio que tengo que pagar por estas alas.
No me hagas elegir entre el frío o el calor;
también hay primaveras.

jueves, 16 de febrero de 2012

Parole

Desmadejé tus palabras letra por letra y las usé para tejer un saco que me llega hasta los tobillos (quién hubiera dicho que eran tantas). Con letras rojo pasión tejí el cuello y la cadera, las azul indiferencia las usé para la espalda y las negras las dejé en los bolsillos. Los puntos sobre las íes sirvieron de botones. Saltó un puntito en el costado izquierdo, a la altura del pecho, que tuve que remendar con una mezcla de verde esperanza y gris hastío.
Cosí las partes con paciencia.
Sinceramente, quedó hermoso como cada una de las palabras que pronunciaste.
Me lo probé cuando sentí el frío de tu ausencia.

Pero, la verdad, tus palabras no me calientan.

martes, 14 de febrero de 2012

Buscado

Responde al nombre de Cúpido, alias Valentín.

Se recomienda no confiarse de su aspecto bonachón y hacer oídos sordos a sus promesas.

Está armado con flechas narcotizadas que producen pérdida de lucidez. Si bien el efecto suele ser transitorio, durante la duración del mismo los afectados pueden realizar actos que van contra sus principios. Inclusive, algunos se han casado.

Se desconocen los principios activos del narcótico que utiliza, pero es altamente adictivo.

Si ya fue atacado por él ..... jódase. ¿A quién se le ocurre darle crédito a un gordo, culón, en bolas y con alas?





domingo, 12 de febrero de 2012

Frío en barra


El calor tiene buena prensa, el calor es sensual. El verano es amigo de los romances pasionales y pasajeros.
Pero hoy defiendo al frío en Barra Libre.

jueves, 9 de febrero de 2012

Plegaria para un niño dormido


Plegaria para un niño dormido
quizás tenga flores en su ombligo
y además en sus dedos que se vuelven pan
barcos de papel sin altamar.
Plegaria para el sueño del niño
donde el mundo es un chocolatín.
Adonde vas
mil niños dormidos que no están
entre bicicletas de cristal.
Se ríe el niño dormido
quizás se sienta gorrión esta vez
jugueteando inquieto en los jardines de un lugar
que jamás despierto encontrará.
Que nadie, nadie, despierte al niño
déjenlo que siga soñando felicidad
destruyendo trapos de lustrar
alejándose de la maldad.
Se ríe el niño dormido
quizás se sienta gorrión esta vez
jugueteando inquieto en los jardines de un lugar
que jamás despierto encontrará.
Plegaria para un niño dormido
quizás tenga flores en su ombligo
y además en sus dedos que se vuelven pan
barcos de papel sin altamar.

Luis A. Spinetta.

martes, 7 de febrero de 2012

Los del barrio

Al gordo Ramirez lo conozco desde que eramos chicos, del barrio. Así como lo ves ahora, no te imaginás lo pelotudo que era, un mariconcito, un nene de mamá. Se calentaba porque siempre lo mandábamos al arco. Y qué quería, si no servía para nada. Si le hacías un caño o lo empujabas un poco se largaba a llorar. Después teníamos que aguantarnos a la madre, gritando como loca. La verdad es que nos gustaba hacerlo moquear. Ponía una cara rara, tratando de tragarse las lágrimas y mantener la dignidad, que era un show. La joda que más nos gustaba era decirle que la hermana se encamaba con el almacenero. Se ponía como loco. Já, me acuerdo cuando le bajamos los pantalones adelante de la negrita que vivía en la esquina; estaba loco por la negrita. Era re divertido el gordo. Después pegó el estirón, nos sacó una cabeza a todos y adelgazó, pero para nosotros siguió siendo el gordo Ramirez.
Ayer lo ví en el barrio. Había ido a visitar a la vieja. Me dijo Cucho que trabajaba en esta empresa, que era gerente o algo así y se me ocurrió venir a visitarlo, a ver si me puede dar una manito porque ando sin laburo. Por los buenos tiempos, viste.

¿Estás segura que te dijo que no conocía a ningún Ricardo Sandoval? Volvele a preguntar, dale. Sandoval, del barrio, decile.

sábado, 4 de febrero de 2012

Aviso a la población

Ya fue publicado en Barra Libre



Perdón, señorita. Creí que mi representante había aclarado este punto antes de la entrevista. Nada de fotos. Vamos, que uno será un monstruo pero tiene su corazoncito. Ya bastante tenemos con las madres que alejan espantadas a sus hijos de nosotros y los gritos de horror que largan algunas viejitas cuando nos cruzan en la calle. Los hombres no. Ellos ponen cara de superados, pero se aferran a sus maletines y se les llena la frente de sudor.
La verdad es que no sabemos bien como empezó todo. Uno puede entender que el miedo puede servir para protegernos de situaciones peligrosas, claro, pero lo inexplicable es de donde sacaron la idea de que lo peligroso tiene que ser enorme, con formas raras, muy feo u oloroso. Vea, sin ir más lejos, la historia de Hansel y Gretel. El padre los lleva al bosque para que se mueran ahí, pero el monstruo es la pobre señora fea que los recoje en su casa. Mire que teniendo una casa de chocolate se iba a querer comer a esas dos criaturitas flacas, por favor. ¿En qué cabeza cabe? Ahora el padre, que seguro era rubio y de ojos celestes como buen alemán, pasó a la historia como un pobre tipo.
Otra: el hombre lobo. Ese lo inventó algún pelado, a mí no me engañan. Que mal le puede hacer al mundo un tipo peludo, que le gusta andar de noche. Seamos sinceros, si anda de día la gente se le ríe en la cara. Está bien, los aullidos molestan, lo reconozco. Pero tampoco es para perseguirlo con balas de plata, pobre criatura.
Pero no nos vayamos por las ramas. En realidad, esta entrevista fue concedida para dar a conocer al público nuestra asociación, que llamamos MU (Monstruos Unidos), conformada por hombres lobos, vampiros, hombres de la bolsa, brujas y ogros, cuyo objetivo es dar aviso a la población de algo que viene sucediendo desde hace siglos, pero no ven porque están ocupados persiguiéndonos.
Señores: tengan cuidado, no se dejen engañar por cuentos de hadas. Los verdaderos monstruos se esconden entre ustedes y algunos, inclusive, son bellos. Sin ir más lejos, su vecino - si, ese que le presta el diario todas las mañanas - en este momento está golpeando a su esposa, su compañero de trabajo contrata prostitutas de 13 años, dos chicos del barrio pintaron cruces esvásticas en el cementerio judío, alguien vende droga a la salida del colegio de su hijo.
Aviven el ojo.
Están acá.
Los tienen rodeados.

martes, 31 de enero de 2012

Bébase con moderación



Después de beber la primera copa, te miré sin prisas y un poco de descaro.
Con la segunda me acerqué a vos y te dije que me gustabas. Me encantó tu sonrisa, tu sorpresa.
Tomamos juntos la tercera y me animé a besarte.
Las manos que hurgaban entre nuestra ropa llegaron con la cuarta copa.
La quinta la bebimos en mi casa, mientras lenguas y manos exploraban el cuerpo del otro.
La sexta nos invitó a sacarnos la ropa.
No sé si fue la séptima o la octava la que hizo que me quedara dormida en el sofá, con un hilito de baba saliendo de la boca.
Perdón.
Debí haberte avisado antes que no me cae bien el alcohol.

lunes, 16 de enero de 2012

Supersticiones

Hay ciertas esquinas por las que yo no paso, amigo.
Llámeme supersticioso si quiere, pero yo le aseguro que cada vez que piso la intersección de Jujuy y Uriburu tengo una discusión con mi mujer.
Ríase, nomás, pero es así como le digo.
Y si quiero ir a algún lugar rápido, me conviene alejarme de Mitre y Alem. Ahí siempre me pierdo. Por más que vaya con la dirección anotada, mire. Llego y me quedo parado por horas sin acordarme a dónde iba.
Si paso por Rivadavia y Lima, al otro día clavado que me duele la cabeza.
No me mire así, hombre. Le digo la verdad. Aunque en el fondo lo entiendo. A mí me llevó años de discusiones, extravíos y dolores de cabeza convencerme.
Pero desde que abandoné esas esquinas no sabe lo bien que me va.

Eso si, cuando extraño un poco aquella vida voy al bar de Tito, que está a mitad de cuadra.

viernes, 13 de enero de 2012