lunes, 30 de abril de 2012

Los mártires de Chicago

Me voy a poner tediosa en esta entrada, lo sé. Pero parece que tanto feriado y días puentes nos hacen olvidar lo que se recuerda el 1 de Mayo. Había un viejo cantante argentino, Rodolfo Zapata, que tenía un clásico que decía no vamo' a trabajar, no vamo' a trabajar. Y si hoy no vamos a trabajar, fue en parte por estos tipos.





 
 
 
El Primero de Mayo se recuerda a los mártires de Chicago en casi todo el mundo, excepto en Estados Unidos. Irónico, no?
Lo que pedían los trabajadores de casi todos los puntos del país, era la jornada laboral de ocho horas. En 1868, la Ley Ingersoll, establecía la jornada de ocho horas. Al poco tiempo, diecinueve estados sancionaron leyes con jornadas máximas de ocho y diez horas, aunque siempre con cláusulas que permitían aumentarlas a entre 14 y 18 horas. Anteriormente existía una ley que prohibía trabajar más de 18 horas, salvo caso de necesidad. Aun así, debido a la falta de cumplimiento de la Ley Ingersoll, las organizaciones laborales y sindicales de EE.UU. se movilizaron.
La huelga del 1 de Mayo de 1886 fue masiva, pero - por supuesto - los reclamos no tuvieron eco. Si bien hubo algunos disturbios, los peores sucesos ocurrieron en los días sucesivos. El 3, el sindicato de la madera convoca a una reunión, que es fuertemente reprimida por la Pinkerton, produciendo varios muertos y heridos. El 4 se llamó a una concentración, en un acto público. Cuando ya había finalizado y los trabajadores se desconcentraban, la policía avanzó en forma amenazante sobre los manifestantes. Entonces alguien lanzó una bomba contra la policía, abatiendo a algunos e hiriendo a otros. Por supuesto, la respuesta no se hizo esperar. Se abrió fuego contra los trabajadores matando a muchos e hiriendo a 200.
La bomba le dio la excusa perfecta a la justicia para arrestar a 8 sindicalistas, 6 de ellos extranjeros.
En un juicio claramente fraudulento se determina que 7 serían ahorcados y uno condenado a 15 años (casualmente uno de los norteamericanos).
Spies, Fischer, Engel y Parsons subieron al patíbulo el 11 de noviembre. Lingg se "suicidó" antes de esa fecha.
El escándalo fue tan grande que a Fielden y Schwab se les conmutó la pena de muerte por la de prisión perpetua. La movilización de las fuerzas sindicalistas hizo que el 26 de julio de 1893 se les otorgar el ‘perdón absoluto’ a Samuel Fielden, Oscar Neebe y Michael Schwab.


De todas maneras, no vamos a andar creyendo que con esto terminó la persecuta contra los anarquistas extranjeros. No nos olvidemos de Sacco y Vanzetti.

Y vengamos más para acá en el tiempo y en el espacio:
- El ingenio azucarero Ledesma de Jujuy proveyó de camiones al Ejército para el secuestro de sus trabajadores.
- En la Mercedes-Benz y la Ford los trabajadores eran secuestrados con listas negras proporcionados por los directivos. Las dos automotrices tienen características similares: las victimas fueron trabajadores delegados de sección o integrantes de la comisión interna.
- En la puerta de Siderca, perteneciente al Grupo Techint, se instaló personal del Ejército con un listado de obreros “indeseables” proporcionados por la empresa. Los detenidos fueron alojados en un centro clandestino en el Tiro Federal de Campana, contiguo a la fábrica, que se comunicaba con el predio por una puerta.



Hoy, sindicalistas que no nombraremos pero todos sabemos de quienes hablamos, avergüenzan a los trabajadores llenándose los bolsillos con el dinero de sus afiliados.
Pero hubo otros.
No nos olvidemos.

jueves, 26 de abril de 2012

Tener y perder

Que nadie piense mal; Román adoraba a su amigo. Como no quererlo si habían compartido las horas del colegio, las primeras salidas, el primer cigarrillo fumado a escondidas en el baño de su casa. Nadie lo conocía tanto. Inclusive estaban juntos el día que Sergio conoció a Marga.
Marga era de esas rubias de las que no se pueden sacar los ojos de encima. No era necesariamente linda, pero la voz, la forma distante en que se dirigía a todos y un cuerpo imponente la ponían en un pedestal al que la mayoría no se animaba a acceder.
Durante un tiempo mantuvieron con Sergio una relación extraña, donde Román oficiaba de vocero. Le llevaba a Marga los mensajes del amigo y era el receptor de las sonrisas que éstos generaban en ella. Inclusive fue él el que le preguntó si quería encontrarse con Sergio a la salida del colegio, en el barcito del Tano. Recibió una estocada en el pecho cuando ella le dijo que sí.
Empezó a compartir sus salidas, viendo como se tomaban de la mano y besaban sin reparos.
Con los años, Román fue el testigo del casamiento y padrino del primer hijo de la pareja. Él también se casó y llevó una vida normal.
Una tarde, mientras trabajaba en su oficina, Marga entró sin anunciarse con rastros visibles en la cara de haber llorado.
- No puedo más. Sergio me engaña. Lo descubrí ayer, revisando su celular.
- Es imposible, él te adora.
- No - dijo ella y se arrojó llorando en sus brazos - él nunca supo amarme como vos.
Román la besó, le secó las lágrimas, la acarició y terminaron haciendo el amor sobre el escritorio de su oficina como dos desesperados.
Esa misma tarde, al quedarse solo, planificó como decirle a su mujer que tenían que separarse y buscar una linda casa para mudarse con Marga.
La llamó varias veces pero ella no contestó el celular.
Recibió, en cambio, un mensaje de Sergio que decía:
Tremendo despelote con Marga. La llevo unos días a París a ver si se le pasa. Cuando vuelva te cuento.
Llegó a su casa. Su mujer lo esperaba con la cena. La miró y supo que nunca más podría ser feliz.

lunes, 23 de abril de 2012

Perder el colectivo



Llueve a cántaros.
Rodolfo Marconi corre por la calle vacía buscando un taxi en vano. No le queda más remedio que quedarse en la parada de colectivo, resguardándose bajo un tinglado de chapa, que encima gotea.
Pasa un auto a toda velocidad que levanta el agua del cordón y lo empapa.
Lamenta haberse puesto esos zapatos nuevos.
Intenta sin suerte encender un cigarillo cuando escucha una voz femenina.
- ¿Tenés fuego?
Cuando levanta los ojos se encuentra con una rubia con ojos de gata, con un impermeable cruzado, zapatos de tacón y el pelo impecable.
- Claro, aunque no creo que tengamos suerte - dice sonriendo.
- Nada cuesta con probar.
Por arte a magia, una lumbre roja ilumina la sonrisa de la rubia.
- ¿Viste? Todo es posible cuando llueve en esta calle. ¿Cuál es tu nombre?
- Rodolfo. ¿Y el tuyo, preciosa?
- Lauren.
Desde la esquina se ve doblar al colectivo.
- ¿Subís? - pregunta él.
- No, me gusta la lluvia. Quedate conmigo.
Rodolfo se sintió ridículo al lado de esa belleza, con su traje empapado y el sombrero que chorreaba agua . Se alejo en el colectivo, mirando a la chica desde la ventanilla del 60.

Recorre esa calle a diario desde hace meses, esperando verla, pero el servicio meteorológico anuncia tiempos de sequía.

jueves, 19 de abril de 2012

Cosecharás tu siembra

- He vivido equivocado; lástima entenderlo después de muerto - pensó el fantasma de quien en vida había sido Adalberto Flores.
Sentado en un rincón de su propio velorio, hacía un recuento de las personas que lloraban lágrimas de compromiso, de las que habían mandado coronas para figurar, de las que se reían en la cocina mientras tomaban café. Ninguno parecía realmente afligido, excepto el cadete de su empresa, un muchacho joven con el que apenas había cruzado unas palabras. El chico lloraba con verdadera congoja, sin animarse a acercarse al cajón.
- No se merecía lo que le pasó. Una verdadera desgracia - repetía en voz baja mientras sacudía la cabeza, sin que nadie reparara en su presencia.
Si su condición de fantasma se lo hubiera permitido, Adalberto Flores habría tomado la mano del joven para consolarlo.
Mientras sus hijos discutían por el manejo de la empresa, sus empleados sacaban cuentas de quienes pasarían a ocupar los cargos vacantes, su viuda planificaba un viaje consuelo por Europa, esa pobre criatura a la que él había tratado incluso con menosprecio, sufría por su muerte.
Después de un rato, el cadete se levanta de su silla y se acerca al féretro. El fantasmagórico Sr. Flores lo acompaña, conmovido.

-  No te lo merecías. Una verdadera desgracia, viejo hijo de una gran puta. Mirá que venirte a morir en un telo con tu amante.

lunes, 16 de abril de 2012

Dios y el mazo (refrito)


Nunca pudo entender, a pesar de ser un ferviente estudioso de la palabra de Dios, si ser bueno era un premio o un castigo.
Aún así, durante toda su vida ofreció la otra mejilla, dio al César lo del César y a Dios lo de Dios quedándose con las sobras, jamás miró a la mujer de su prójimo con ojos lujuriosos ni juró en vano. Soportó con entereza la época de las vacas flacas y llegó a su vejez esperando vacas gordas que nunca vinieron.
En su lecho de muerte, levantó sus ojos al Cielo y preguntó:
- ¿Por qué, Señor? ¿Por qué me has olvidado?
Una voz lejana y grave le contestó:
- Por pelotudo.

viernes, 13 de abril de 2012


miércoles, 11 de abril de 2012

Adiós a la tristeza

La tristeza llegó para quedarse. Se sentó en mi sillón favorito y no tiene intenciones de irse. Se entretiene bordando con colores oscuros las  cortinas; ya casi no permite que pase la luz.
Llegó de pronto; no esperaba su visita. Como una tía vieja y molesta, pide que la atendamos. - Traeme un vasito de lágrimas de la madrugada - me dice. Y no me pregunten que clase de hechizo me tiene cautiva, pero accedo sin chistar. La tirana lo disfruta y se agranda.
Me pregunto, enojada, quién la dejó entrar. No me queda más remedio que reconocer que fui yo. Intenté culparlo a él, a los vecinos, a los compañeros de trabajo, hasta al almacenero. Pero si otros abrieron la puerta, yo no la cerré y la instalé en mi casa.
Encima, es una pésima huésped. Me lleva todo el día dar vueltas alrededor de ella, y cuanto más caso le hago, más difícil es de llevar.
Por eso hoy he decidido mudarme. Que se quede sola, en el sillón de mimbre; si quiere lágrimas, que llore ella.
Yo tengo mejores cosas que hacer.