martes, 25 de noviembre de 2014

La vida y la muerte

La Muerte llegó puntual, como siempre.
La Vida se demora (a veces pasa).....

Continúa en Barra libre.

miércoles, 5 de febrero de 2014

Primer capítulo

En Barra libre he publicado el primer capítulo de una novela que jamás voy a terminar.

Los invito a leerla y a imaginar qué podría pasar después. Yo no lo sé.

http://espacobarralibre.blogspot.com.ar/2014/02/la-testigo.html

viernes, 15 de noviembre de 2013

Buchonaje en Barra

Estábamos reunidos en el bar de la esquina, mirando el partido. En el entretiempo, mientras discutíamos y nos amargábamos por el desempeño de River, el Gallego escupió una frase que nos dejó helados.
- Betty me mete los cuernos.


Sigue en Barra Libre.


martes, 8 de octubre de 2013

Espectadora en Barra

http://espacobarralibre.blogspot.com.ar/2013/10/la-espectadora.html


“--¿Has oído el llanto de un muerto?”
Pedro Páramo - Juan Rulfo

viernes, 20 de septiembre de 2013

El puerto

Nos gustaba ir al puerto cada vez que nos hacíamos la rata. El color de las barcazas, los lobos marinos que nadaban en el agua sucia y después se tendían malolientes al sol, los hombres manipulando las redes, las chicas que iban con sus guardapolvos celestes a trabajar a las cámaras frigoríficas, todo ejercía sobre nosotros un influjo del que no podíamos escapar, sumando, además, que la zona quedaba lo suficientemente lejos del control paterno.
El pintoresco cuadro era completado por el loco que hablaba con el mar. Recorría las dársenas con pasos torpes, alertando tormentas, dando la ubicación exacta de los bancos de anchoítas, avisando la llegada de los pescadores o cualquier otra información que, según él, el mar creyera que era importante brindar. Después de repartir los mensajes con voz baja y un tono uniforme que no conocía de puntos y comas, se sentaba en las piedras de la escollera norte con los ojos cerrados y permanecía ahí durante horas.
La coincidencia de los presagios marinos con los datos suministrados por el servicio meteorológico o las empresas pesqueras hacía que nadie tomara en serio al loco.
Sería octubre, porque el sol calentaba bastante, cuando lo vimos discutir a los gritos con uno de los pescadores del Carmelita. Era raro, porque nunca molestaba a nadie, pero parecía dispuesto a irse a las manos y todo. Las ganas de ver un poco de acción nos hizo correr hasta donde estaban. Por lo que entendimos, no quería que salieran. Lo corrieron a los empujones, pusieron en marcha los motores y se internaron en el mar.
A la noche me llamó Germán para avisarme que en todos los noticieros locales estaban avisando que el Carmelita no había vuelto. Le pedí permiso a mi vieja y me fui hasta el puerto en bondi. Estaba lleno de gente. Germán también estaba y me señaló al loco, que parecía más perdido que de costumbre y balbuceaba solo.
Después de ese día no volvimos más. Alguien me dijo que al loco lo mandaron a Jujuy, porque tenía parientes allá, y lo internaron.
Del Carmelita nunca más se tuvo noticias.