domingo, 6 de noviembre de 2011

Lección

Tenía cuatro años. Estaban en la casa quinta donde solían pasar las tardes de verano. En la pileta más baja, su padre intentaba enseñarle a nadar a su hermana mayor. Parecía fácil, pero no lo lograba; tenía miedo. Ella no, ella no tenía miedo entonces se largó en la pileta más honda sin que nadie lo notara. Lejos de los bordes, lejos de los salvavidas, comenzó a bracear y patalear pero no avanzaba. El agua tapaba su cabeza, su boca, no podía respirar y era peor con cada movimiento brusco que hacía. Entonces dejó de intentarlo; comenzó a hundirse, con los ojos abiertos debajo del agua veía que la luz de la superficie se alejaba pero no se desesperó. Casi podría decirse que tuvo una extraña sensación de paz. Cuando llegó al fondo, pateó con fuerza. Salió a la superficie unos cuantos centímetros más cerca de la escalera, así que repitió la operación hasta acercarse lo suficiente como para aferrarse a ella y salir de ahí.
Miró el agua durante un rato largo con una mezcla de miedo, ganas de llorar, rabia.
No había podido reconocer el peligro, se había dejado llevar por la apariencia tranquila del agua. Podría haberse ahogado y nadie lo hubiera notado por un rato, porque estaban ocupados con su hermana. ¡Qué estúpida había sido!
Pero la lección estaba aprendida: frente a las adversidades, nada de patalear y gastar energías de gusto. Tranquilidad siempre, aunque parezca que te hundís más y dar la patada en el momento justo. Y nunca, pero nunca, subestimar al adversario o pretender que otros te vengan a salvar

48 comentarios:

  1. ¿Sabes? De joven siempre me había extrañado que la gente se ahogara en piscina. Pensaba que haciendo lo que describes se podía salir a respirar, gritar para pedir ayuda...
    De mayor supe que el miedo impide pensar claramente.

    Me gusta esa niña de cuatro años que es capaz de aprender del susto. Me gusta que elija ser autosuficiente.

    ¡¡¡ Cuatro años !!! ¡Que precocidad!

    Los enemigos peligrosos son los que no parecen amenazantes, bajas la guardia y te sorprende el problema.

    Esa niña aprende rapido.

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  2. Y a los cinco nadaba como un pez. Doy fe de ello.

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  3. ¿Viste? Hay que darse cuenta de que a uno no lo mira nadie, en esta vida todos vamos solos, (los demás son espejismos), tratando de dar un paso más, o una brazada más. el riesgo es que te vayas al fondo, pero ese es el desafío, salir por la escalera, y volver a salir por la escalera. no siempre el peligro se deja ver.
    Tal vez nos tiramos a la pileta delante de la persona equivocada, pero una vez en el agua el único que debe salir nadando es uno mismo.
    los golpes no siempre son sobre una superficie dura. Lástima tan chiquita para empezar a salir a flote.

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  4. Y también habrá aquellas extraordinarias veces en que alguien, sin pedírselo, te salve.

    Saludos, Malena.

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  5. Roberto:
    Hay lecciones que, cuánto más temprano se aprenden, mejor. Aunque sospecho que a la chiquita del cuento le llevó sus años hacer la interpretación de lo que había pasado aquella tarde (no muchos años, para qué negarlo).

    Rob K.
    A la hora del naufragio y la de la oscuridad alguien te rescatará, para ir cantando.
    Si, es cierto y es maravilloso cuando sucede. Pero no hay que dormirse en la corriente esperando el salvavidas que nos tire otro.

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  6. Hace un año en Brasil me metí en el mar un una zona de fuertes corrientes. Por más que nadara nunca me acercaba a la costa. Paré, me serené y floté. Cuando los bañeros se habían fijado en mi yo ya salía a bastante distancia del lugar original pero solito. Lo cuento porque tuve esa lección que mencionás cuando tendría seis o siete años. Todos sabemos donde conduce la desesperación. Un beso!

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  7. Buena lección.
    En los momentos de peligro conservar la calma es básico y casi nadie lo hace.
    Eras tú la pececita?

    Besos.

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  8. Mi papá siempre me decía: "al mar hay que tenerle respeto". Bueno, al agua en general, sería en este caso. Lección aprendida!

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  9. Eso!!!! que buena lección, muy cierta.

    saludos

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  10. de lo mejor que he leído últimamente!

    un abrazo Male

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  11. Supongo que has aprendido al final de las cuentas. Pero que lección ha dejado, leyendo con detenimiento, el recuerdo de cada centímetro bajo la superficie...

    Lo recordás con agrado ? si ?

    Un beso, y esto que te digo, no lo digo habitualmente...te admiro.

    Juan

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  12. Mi viejo, viejo lobo de mar, hasta por su forma, en la tierra torpe, barrigón, pero ni bien entraba al agua era otra cosa. Se iba nadando al "re carajo", mi vieja en la orilla, mirando el horizonte.
    A las dos horas volvía. Contento, satisfecho. Seguía siendo "marino".
    Una vez me dijo: "nadie se ahoga en el mar si mantiene la calma y el aire en los pulmones".
    Una vez íbamos caminando por la orilla, y de pronto se detuvo, puteó algo en su idioma natal, y entró a correr hacia el mar. Me gritó: Buscá ayuda!
    Salí corriendo y volví con un bañero.
    Cuando llegamos mi viejo la traía en brazos, demasiado lánguida, demasiado blanca, demasiado tarde.
    Nadie la había visto, ni los pescadores del muelle, ni los paseantes, nadie. El sólo vio una "estrella de pelo" en una ola.
    Las peores vacaciones de mi viejo y tal vez la mejor mía. Es bueno ver a tu viejo como un semi Dios.

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  13. Una historia con un gran final y una importantísima lección aprendida. Prudencia, sangre fría, autosuficiencia, aplomo, confianza....
    Un beso Malena la acuática.

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  14. Dany:
    Lo importante es que a los siete aprendiste la lección y no le tomaste miedo al agua. Esa sería, si se quiere, la lección número 2: andar sin miedo.

    Toro:
    Soy la pececita, pero conste que yo quería ser sirena. :)

    Pipistrela:
    Mi viejo me decía lo mismo, pero yo nunca fui de dar mucha pelota. Así me fue.

    Pocofre:
    Cierta y no sólo se aplica al agua.

    Emma:
    Muchas gracias!

    Juan:
    Lo recuerdo claramente. Es increible, porque pasaron muchísimos años. Hoy, hundirme en el agua, me parece una de las sensaciones más placenteras. Serán resabios de aquella época.
    Muchísimas gracias por tus palabras. Realmente, me llegaron.

    Ato:
    Tremendo. Me imagino la impotencia de tu padre. Pero para vos fue un héroe! Ver a nuestros padres tomando esas actitudes semi divinas nos hacen perdonarlos más fácilmente frente a sus metidas de pata humanas.

    Carmela:
    Y vos justo con tu entrada de olas! :)

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  15. Me gustó el final de la lección... no hay salvadores... cada uno debe ser el artífice de su propia salvación... así aprendemos a nadar como sirenas y a caminar sin bastones...! :)
    Un beso

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  16. q grossa, luego aprende a no subestimar, pero lo hizo...
    con miedo sin él
    fuE ahí y entró en lo q ni sabía...

    y lo hizo...


    gracias...

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  17. Tempranas lecciones que enseñan de por vida.

    Un abrazo.

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  18. A veces la vida nos da una escalera, un salvavidas. A veces.

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  19. Nunca olvidaré la primera vez que me sumergí... en esta historia.

    Besos, sirena.

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  20. esa nena supo desde entonces que se está solo, salvo excepciones breves.Y duele saberlo , no?
    besos

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  21. guardar en el archivo "para la vida".

    clic.

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  22. Cuando la vida te da una lección (quiero decir no la madre o la mejor amiga) suele ser muy dura, como un latigazo. Pobre del que no la aprende!

    Un abrazo

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  23. ¡Qué lección para la vida, Malena! Me la aplico.

    Gracias, bella!

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  24. En medio de la ruta. A pesar de los fuertes vientos, el clima frio, solo quedo el de entre todos.
    El Solito.

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  25. Qué grossa Male! Una historia encantadora, sabiduría que perdura a través de los años...y tan valiosa!

    Yo tengo una historia menos decorosa, tenía 13 años, me había obstinado en no mojarme el pelo en el mar, cada vez el agua me adentraba más, casi me ahogo, no sé cómo, pero luego de gran rato de lucha y maniobras logré salir, eso sí, con el pelo intacto... (ejem)...

    Beso hermosa!!!

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  26. Buen post, aunque una ayudita, a veces, no viene nada mal. serena, eso sí.

    Un saludo.

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  27. No recuerdo la edad, pero era muy chico, tal vez 5 o 6 años, y habíamos ido de pesca a un lugar espectacular de Entre Ríos, en un canal del Paraná metido entre una selva subtropical y absolutamente solos.
    Cuando nos estábamos preparando para volver, se me ocurrió ir con un frasquito para llevarme agua de recuerdo. Resvalé en la orilla y caí al agua, que no es igual de transparente que una pileta. Jamás llegué al fondo, debía ser muy hondo y de casualidad me vio el novio de mi madrina y me sacó.
    No hubiese podido salir y sumado a la corriente debería haber muerto ese día.
    Lo peor de todo es que mi madrina se terminó casando con otro.
    Así le fue.
    Beso

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  28. Y así salir a flote o hundirse, así es la vida nomás. A veces no da revencha, pero hay que darle. Besos.

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  29. una historia parecida me pasó con mi hija mayor cuando tenía dos años y medio más o menos, pero ella tuvo miedo y por suerte la ví enseguida. la saqué con los labios blancos del susto. ante el peligro reaccionamos de modos imprevisible, cuando fueron más grandes me preocupaba como podrían reaccionar si las robaban en la calle.
    un beso.

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  30. Es mucho mejor que cualquier receta del fmi y los economistas que dicen que saben lo que hace falta hacer para salvar un mundo que carece de supermanes.

    Saludos

    J.

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  31. Sospecho que este cuento es una metáfora mucho mas profundo que la pileta, y no sé por dónde irá la cosa, pero tiene buena pinta esta lección, porque quien ha pasado por ella ha salido mas fuerte y mas sabia.

    Qué bueno!

    Besos Male!

    (y eso que el agua tenía altas dosis de arsénico lo cual hacía la situación mas tremebunda todavía ;)

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  32. Magnifico relato, amigo... Pleno de vivencias y de enseñanzas...

    Un abrazo fuerte, Malena

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  33. Un relato muy bueno..
    Una lección que nunca olvidara..
    No hay que esperar ayuda..tienes que arregaltelas por ti mismo..la vida nos enseña que hay que tener una escalera a mano para poder subir por ella..y no gastar energías esperando que te ayuden
    Un abrazo

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  34. Parece que hay muchas historias de agua...y mares. Respeto y no miedo.
    Un beso!

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  35. Excelente! Varias lecciones, no sólo una, me gustó muchísimo, el final es para el aplauso.

    J&R

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  36. Lo más bestial que recuerdo era un profe que de chica quería que nadara y nos empujaba para no demorar la caida al agua, esos momentos de agua en la nariz no los olvido. No quedé con miedo, tampoco me convertí en gran nadadora pero si le tengo mucho respeto y mucho.
    Lo de como actuar frente a la adversidad y no caer en la desesperación lo aprendí fuera del agua y tal vez ya de pequeña lo apliqué en el agua, razón por la cual no me quedó miedo...digo...me hiciste pensar!

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  37. "No pretender que otros te vengan salvar..."

    Sabias palabras.

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  38. La montaña y el mar siempre encierran calma pero como en todo en la vida siempre hay un momento para la traicion , bella reflexion los sustos deven servirno para algo .besos

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  39. y para llegar a la superficie hay que tocar fondo, ni hablar!

    hace rato no pasaba, beso!

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  40. Buenísimo el relato!! Para subir hay que bajar y mantener la calma es primordial. A ver si me aplico el cuento.
    Un beso.

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  41. Muchas veces en la vida pataleamos en los momentos menos oportunos aunque creamos son los que van a salvarnos.

    Una gran lección deja este relato. Abrazos

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  42. ultimamente lo breve no es bueno

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  43. Este es el buen caso de que salvarse no es a cualquier costo, sino es encontrar un punto de armonía propia para no hundirse.

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  44. Si tan solo me hubieran dado esta lección antes...
    Qué buen regalo, gracias.
    Saludos!

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  45. haber emergido sola de la situación la proveyó de lo necesario para la larga travesía.

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