Sencillamente, no te soporto más.
No soporto tu voz, tu respiración, tu risa estridente. No soporto, en realidad, que te rías de mi.
Me cansé de poner cara de indiferente frente a tus ironías y que nunca te canses de decirme que sin vos no sabría que hacer.
Me voy ahora que dormís para no tener que escucharte.
Quedate tranquilo que no voy a llevarme nada que no sea mío. Ya sé que todo acá te pertence porque vos sos el que traes la plata a casa. Me lo decís a diario.
Pero yo no soy tu propiedad.
Salgo a la calle. Es de noche y corre un viento ligero que me llena los pulmones de aire limpio (o a lo mejor no, a lo mejor es que mi pecho siente que se sacó de encima una piedra pesada y respira libre por primera vez en años).
Me asusta un poco el barrio a esta hora. No pasa nadie, excepto ese colectivo que ni sé donde va. No importa. Igual me subo. Bajo cerca del centro y camino sin rumbo. Me sorprendo con la mirada de algunos hombres; me sorprendo y temo. Entro en un hotelito pero no hay habitaciones libres. De nuevo en la calle sigo caminando. Me siento en un bar y pido un café y un tostado. Cuando amanezca voy a ir a la casa de la señora Susana a ver si me da trabajo de nuevo cama adentro, aunque sea hasta juntar la plata para el pasaje al norte. Si ella no necesita, me puede recomendar a alguna amiga, aunque quedó medio enojada conmigo por aquel día que fuiste a gritarme a su casa.
Salgo del bar. Dentro de un par de horas los negocios van a estar abriendo. Tomo un subte al azar mientras hago tiempo. Termina el recorrido y me trepo a un colectivo, y después a otro. Son las seis de la mañana.
Cuando bajo me doy cuenta que solo estoy a un par de cuadras de casa.
Si me apuro llego a tiempo para despertarte y prepararte unos mates antes de que te vayas a trabajar.
Dependencias...somos socialdependientes, emotivodependientes, economicadependientes...cuando aprenderemos a vivir con nosotros...los demás si, pero primero querernos a nosotros, no vivir por el cariño, amor, dinero o lo que sea...que sentimos o queremos de los demás y por supuesto, no estar por tener miedo a la soledad.
ResponderEliminarEl desamparo nos vuelve frágiles y esclavos.
ResponderEliminarLa historia es tremenda.
Ni a una noche le llegó la libertad.
Te felicito.
Es muy bueno.
Besos.
No hay nada peor que las relaciones que funcionan en base al miedo (a no poder solos, al fracaso, a que nadie nos vuelva a querer, a la ira de nuestra pareja).
ResponderEliminarY la crueldad del que alimenta ese temor es terrible. Nos quiere dependientes para manipularnos.
Toro:
ResponderEliminarLamentablemente es una historia cotidiana.
¡Que cierto lo que decís del desamparo!
Besos.
¡¡¡Ay no!!!
ResponderEliminarTener que volver a la cárcel de los dedos de un hombre.
¿Cuánto sucederá esto en cada hora que comienza no?
Lo has relatado genial.
Me gustaría tratar este tema en mi programa de radio, lo voy a armar y te voy a pedir este texto llegado el momento, te parece?
Besos Malena.
Es algo que se da tan a diario que pasa desapercibido. Sería buenísimo que lo trates en tu programa de radio y me encantaría que mi texto sirviera para eso.
ResponderEliminarBesos.
Cuando el amor te agobie con su peso
ResponderEliminarde plomo capital en las entrañas
y sus brazos parezcan ataduras
de nudos invisibles;
cuando cerque el destino de tus alas,
en vándalo desplante de fiereza,
con el torpe argumento de la sangre
y el pulso desbordado;
cuando exija con gesto autoritario
la parte de tu vida que le toca,
como un tirano bueno,
tu dile que regresas enseguida,
que vas a ver si llueve,
y corre hasta quedarte sin aliento.
MalEvita, la resignación es el principal enemigo.
Besos libertarios
Que hermoso, por favor.
ResponderEliminarRecuerdo haberlo comentado siendo Eva. Te decía, haciendo un mea culpa, que yo soy de las que huyen. ¡Y no vuelven!
Pero no es fácil tomar coraje para abrir la puerta.
Besos desencadenados.
Algunas vez lo hice: tomarme bondis a ninguna parte sólo para dormir en ellos.
ResponderEliminarSe rebeló y se reveló, no?
Brillante!
Era mi forma favorita de gastar el tiempo cuando estudiaba ... tomarme bondis a ninguna parte.
ResponderEliminarTodavía no sé de qué huía. ¿Sería de mi? :)
Muchas gracias.
Malena termino de leer tu comentario en mi blog, y me morí...
ResponderEliminar¿Sos de Pehuajó?
Estoy armando una especie de poema para mi programa de radio del sábado, con recuerdos de la infancia y quiero agregar este comentario tuyo entre otros que me han dejado en la página del face de Perras Negras (mi programa)¿te gustaría escucharlo?
www.hartares.com
A mi me gustaría saber mas de tus recuerdos de esas calles anchas con puñados de manzanillas (aunque mi flor era otra, una que no vi mas, hasta el otro día)
Un abrazo.
Ufff.... muy fuerte... demasiado... y tan real...
ResponderEliminarNo sé cómo llegué a este blog, pero me gusta y encuentro algunos amigos también, así que debe ser bueno...jaja
Sigo leyendo....
Que suerte que lo encontraste. Espero que te guste.
ResponderEliminar¡Gracias!