martes, 8 de febrero de 2011
Rutina
No entendía bien por qué todo el mundo hablaba pestes de la rutina. A ella le gustaba, le daba seguridad, ponía un orden en su vida.
Sabía que el reloj sonaba a las seis pero se levantaría de la cama media hora más tarde. Seguía la ducha tibia en invierno y verano, el maquillaje liviano y el perfume no demasiado invasivo. De lunes a viernes tenía solucionado el tema de la ropa: el uniforme de la empresa la salvaba de la tarea de tener que elegir qué ponerse. El nutricionista le indicaba la comida que debía servirse y los horarios. Los ejercicios del gimnasio se repetían lunes, miércoles y viernes. Los sábados limpiaba la casa a fondo y los domingos comía con sus padres. Una noche de viernes al mes se reunía con sus amigas de la secundaria y hablaban de los problemas matrimoniales de Marta, de la dieta de Silvia y de los conflictos de la hija adolescente de Patricia.
Ocasionalmente dormía con su amante casado que juraba que en cuanto la mujer mejorara de aquella enfermedad que la aquejaba desde hacía 7 años, la dejaría para irse a vivir con ella.
Y todas las noches religiosamente, después del alplax, soñaba que martillaba el reloj, dejaba de bañarse, incendiaba el uniforme, rompía la dieta y mandaba al carajo a Marta, Silvia, Patricia, al profesor del gimnasio y al reverendo hijo de puta de su amante casado.
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Está bien que comience por soñarlo, dejala, ya se va a animar.
ResponderEliminarMe encantó Malena!!!
Un beso
¡Por algo se empieza!
ResponderEliminarFelices sueños, Patricia.
En el sueño era ella.
ResponderEliminarDespierta no.
Muy bueno.
Besos.
Genial! El final me pilló de sorpresa!
ResponderEliminarOjalá todos pudiéramos rehacer nuestras vidas y deshacernos de todas esas cosas rutinarias que nos impiden desarrollarnos como seres humanos libres y plenos.
Abrazos desde Copenhague la Silenciosa,
Ian.
Una pasada tus redacciones. Sólo hago leerte. Decirte es redundar sobre la maravilla que encuentro al hacerlo.
ResponderEliminarToro:
ResponderEliminarEs que la verdad se filtra en los sueños, por mucho que intentemos ocultarla.
Ian:
Ojalá. Y que no pensar no se haga rutina, como dice el grafitti.
PazzaP:
Muchísimas gracias.
La rutina es la mejor aliada de una vida insatisfecha consigo misma. Es una venda que nos oculta la realidad y nos permite vivir en esa vida insatisfecha. Un engaño.
ResponderEliminarA nuestro subsconciente, alma, o como queramos llamarle, no podemos engañarle, y cuando bajamos la guardia se rebela. Si tenemos coraje, si somos capaces de asumir la insatisfación en la que vivimos, habremos dado el primer paso. Decidir cambiar, es el segundo paso, para el que se necesita valor y coraje y una vez decididos a ello, hacerlo, lanzarnos, saltar al vacio sin paracaidas, es algo que salga lo que salga, habrá sido una victoria.
Un beso Malena
Jajjajajajaj!!!!!
ResponderEliminarMe encantó el final, ya me estaba deprimiendo tanta organización, qué ganas de patear el tablero, por suerte le hiciste dar esa patada final, aunque sea en sueños!
Por algo se empieza.
Besos.
Hmmm... la rutina no tiene nada de malo. Lo realmente enfermizo es que tu rutina no sea la que tú quieres. La que te haga más tú.
ResponderEliminarEs fácil echarle pestes a la rutina. Lo difícil es cambiar.
Besos... ¿rutinarios?
Olé, olé y olé.
ResponderEliminarInstrucciones para esa chica:
ResponderEliminar1-Abrir súbitamente los ojos en mitad de uno de esos sueños, (condición sine qua non: no encender la luz.
2-Dar un paso adelante (dentro de el sueño).
3-Volver a cerrar los ojos.
4-Abrir la puerta y salir a vivir.
Nadie puede zafar de algún tipo de rutina. El mismo universo la impone. día, noche, día, noche, día, noche... puf! me aburrí.
Yo la combato cambiando continuamente. ¿Te habías dado cuenta? (mientras no se me haga rutina...)
la aplaudo de pie, traesma!
ResponderEliminary le regalo la figurita más difícil de mi colección! usté se la merece!
yo buscaría su compañía, sin dudar, en alguna noche de esas en las que no hay no alplax, vea.
abrazo
Me encanta, Malena! Qué bien escrito, qué buen sueño, cada noche, tan rutinario como todo lo demás, me han dado ganas de soñar otra cosa ;)
ResponderEliminarA mi la rutina no me molesta, lo que me molesta es no poder hacer lo que me da la gana!!!
Un abrazo grande
Tampoco era para tanto. ¡Qué ímpetu! No sé de que se quejaba. Al fin y al cabo su vida no era tan rutinaria. Tenía un puntito de impredecible eso de dormir "ocasionalmente" con su amante... ;-)
ResponderEliminarBesos
Tengo una amiga que llama a los rutinarios "setas", ancladas en tierra, se sienten bien observando cómo el mundo se aclimata a su lógica. Cualquier incidencia les descoloca, les obliga a pensar qué hacer ante la más mínima contingencia. Tengo un amigo que se desespera, maldice los infortunios repentinos; peor aún, cualquier desajuste en su guión vital es un infortunio para él. Por eso prefiere tener la agenda repleta de previsiones, citas. No todas son grandes planes; la mayoría se recucen a tareas domésticas con las que siente tener un mapa sobre el viajar por la vida.
ResponderEliminarTodos necesitamos un tanto de esta rutina, unos más que otros.
Carmela:
ResponderEliminarLa rutina es un reparo, una coraza, una seguridad. Preferir lo malo conocido que lo bueno por conocer. Y el que no arriesga, no gana.
Pato:
Son los efectos colaterales del alplax: ayuda a patear el tablero en un mundo onírico.
Kum:
Yo tengo rutinas que adoro (te diría que son casi rituales). Cada vez que salgo de viaje, por ejemplo, cargo combustible en la misma estación de servicio. Como ya me conocen me atienden como a una reina, me preparan el café como a mi me gusta y sin que yo tenga que decir nada, embolsan 2 medialunas para que me lleve. Los sábados viene mi padre a cenar y los domingos desde que tengo memoria, se almuerza en familia (madre, padre, hermanos, sobrinos, hijos). Después tengo otras rutinas, que no adoro, pero no me pesan: el trabajo, los horarios, preparar la cena.
Las realmente feas son esas cosas que hacemos por inercia, sin ganas y sin buenos motivos para sostenerlas, pero no nos animamos a romper el esquema por temor a lo que puede venir.
Los besos son siempre una hermosa rutina.
Helen:
Gracias, maja!
Roberto cambiante:
Buenos consejos. ¿Los seguirá o le dará miedo salirse de esa rutina?
En el cambio está la evolución, hombre sin nombre ni rostro fijo. :)
Miralunas:
Gracias, amiga. Si te agarra la noche sin alplax, nos sentamos en la vereda a charlar un rato, dale?
Anita:
Pobre, era rutinaria hasta para soñar.
Como le decía a Kum, no todas las rutinas apestan.
Alice:
Se quejaba de llena! Había días que no lo veía y salía de la rutina. ;)
Ramón:
Todos necesitamos rutinas y programación. Son pocos los que pueden vivir el día a día, sin saber que van a hacer a la hora siguiente y no me atrevo a decir que eso lleve a la felicidad. El problema de la rutina es cuando no podemos pensar que existe vida fuera de ella.
Hasta los sueños estaban invadidos por su rutina.
ResponderEliminarMuy bien escrito, Malena.
Un beso.
Muy bueno, yo que soy una rutinaria, que hago todos los dias las mismas cosas, tomo el café en el mismo sitio, hago todos los dias el mismo recorrido,.Sueño lo mismo que ella ¡ Hacer puñetas con todo !¿algún dia nos atreveremos?
ResponderEliminarHija, que bien te explicas o qué bien me entiendes... o viceversa.
ResponderEliminarPues más besos rutinarios.
Me ha encantado.
ResponderEliminarYo también voto por las rutinas deseadas, y por las rutinas de romper con las rutinas no deseadas. Si se vuelven rutinas, seguro que no cuesta tanto...
Besos
Torcuato:
ResponderEliminarEs que jamás se salía del libreto, ni para soñar!
Mis historias:
Algún patearemos el tablero unos cuantos!!!
Kum:
¿Viste? Nos entendemos mutuamente :)
Rutina de besos.
Su:
Las rutinas deseadas son ritos que hacen nuestra vida diaria más linda. Las otras ... puaj. Que se haga rutina romper estas últimas!
Besos.
Sabes, amiga, esta noche soñaré con Jennifer Lopez o cualquiera otra que se cruce... Y mañana, cuando me levante romperé uno de los trajes y, al menos, dos corbatas... Después, me negaré a desayunar... Si, lo tengo decidido... Y es posible, incluso, que me fume un cigarrillo y termine quemando alguna colcha...
ResponderEliminarY luego, le daré a mi mujer un beso apasionado que, salvo que me de un ataque de tos, durara al menos medio minuto...
Si, lo tengo decidido... Y, ademas, se lo daré en la ventana, para que la señora Patro nos vea...
Eso! Yo no sé si lograrás grandes cambios, pero seguro tu mujer estará feliz (con excepción de lo de la colcha). :)
ResponderEliminarPuestos a elegir rutinas, elijo las soñadas.
ResponderEliminarCoincido contigo en que los besos son una rutina aceptable...aunque ¿rutina? para mi cada vez son nuevos.
La rutina del sueño era liberadora.
ResponderEliminarY los besos deberían tener distinto sabor cada día.