jueves, 24 de febrero de 2011

Nadie



No tiene dónde caerse muerto.
Qué frase estúpida.
Si lugares para morirse sobran.
Te podés morir de frío abajo de un puente o de hambre en la puerta de una iglesia.
Te podés morir en la calle de un infarto o en una esquina cualquiera por una bala perdida o encontrada.
Te podés morir en el parque o en el río.
Te podés morir en cualquier lado.

Y nadie lo notaría.

martes, 22 de febrero de 2011

Buena chica (el final)

Muñeca Brava, flor de pecado, cuando llegués al final de tu carrera, tus primaveras verás languidecer.
Muñeca Brava - Enrique Cadícamo


La condesa entró en el bar y se sentó en la mesa de siempre, a las 6 en punto.

- Traeme un whisky, Josecito.
- Condesa, es muy temprano.
- Dejate de joder, pibe. Y no le pongas hielo. ¿Qué pasa? ¿Mi plata no vale en este bar de mala muerte? ¿Sabés quién soy yo, nene? Mirá que llamo a mis amigos y te clausuran este sucucho en un minuto, eh.

José sonrió y sirvió, más para acallar los gritos de la vieja que por temor a la amenaza.

- No te enojés, Josecito. Vos sabés que cuando el ministro me llame para que viaje con él a Europa, yo te llevo como asistente.

Hacía 5 años que le repetía la misma promesa - calculó José mientras limpiaba las mesitas del fondo. Vio como se acercaba aquel tipo a la mesa de la mujer y agradeció que a esa hora el bar estaba vacío. Se avecinaba un escándalo.

- ¡¿Cómo?! ¡¿Cincuenta pesos?! Yo soy la condesa, querido, la condesa. Andá, muerto de hambre. Ofrecele 50 pesos a tu hermana. Y te aclaro que si se entera el ministro no contás el cuento, así que rajá.

Lejos de mejorar la oferta, el tipo pegó media vuelta y encaminó para la puerta.

- Flaco, esperá. Me caes bien. Dale, cincuenta. Pero me pagás otro whisky, si?


domingo, 20 de febrero de 2011

Justicia divina

Parirás con dolor - dijo el Señor - y durante milenios y milenios se cumplió su mandato divino.
Hasta que en el siglo de las guerras de todos contra todos, las hijas de Eva probaron un nuevo fruto pecaminoso. Lo llamaron Epidural.
La ira de Dios fue grande y el castigo no tardó en llegar.
Ahora deben arrancar sus vellos a tirones con cera caliente, conectarse a electrodos, cubrirse con vendas congeladas y caminar sobre tacos torturantes por los siglos de los siglos.

sábado, 19 de febrero de 2011

jueves, 17 de febrero de 2011

Buena chica






Las chicas buenas van al cielo, las malas a todas partes.
Mae West


Me sedujo su forma varonil y protectora de tratarme. No era uno de esos nenes lindos con los que estaba acostumbrada a salir. Me hablaba con el conocimiento y seguridad que le brindaban sus 65 años y yo lo miraba deslumbrada. Me decía que era su nenita y me hacía sonreir. Me enseñó tantas cosas que voy a estar agradecida toda mi vida. Ingresé con él a un mundo que yo ni siquiera sospechaba que existía, porque nunca en mis 22 años había salido de Liniers. Recorrimos juntos tantos países, tiendas, joyerías. Insistió en que aprendiera modales y protocolo para que pudiera acompañarlo a sus reuniones y fiestas. Me convirtió en lo que soy.
Pero sus celos eran terribles. Empezó a castigarme cada vez que creía que yo tenía una aventura. La última vez, dio de baja todas las extensiones de mis tarjetas.
Y yo soy una buena chica. No se lo podía permitir.
Por suerte, su socio me ayudó a salir de esa situación. ¡Es un hombre tan amable y generoso!

miércoles, 16 de febrero de 2011

De la elasticidad de la paciencia.




La paciencia de aquella mujer era finita.
Finita y larga, de tanto estirarla.
Había sido - en mejores épocas - una paciencia firme, hasta que a su marido se le ocurrió que era una buena idea probar la resistencia de la misma con fines experimentales.
Tiró un poco de las puntas y mantuvo por un tiempo esa presión. Se adaptó perfectamente, entonces tironeó un poquito más. Al principio costó hacerla tomar esta nueva forma, pero finalmente cedió. El largo de sus brazos le fue quedando chico, entonces hizo que su mujer la tomara por un extremo, él la sostuvo por el otro, y empezó a alejarse. Ellos mismos se fueron sorprendiendo con los resultados. Se estiraba a través de las calles, los bares, los prostíbulos, las rutas.
Fue ella la que notó que estaba a punto de cortarse y gritó. Pero su marido no podía escucharla porque estaba lejísimos de ahí. Los dedos le sangraban de tanto aferrarse al borde, entonces la soltó.
A cientos de kilómetros, el marido recibió el latigazo de la paciencia en plena cara.

domingo, 13 de febrero de 2011

Palabras del nene II

El fútbol tiene todo, viste.

La belleza de un caño.

La felicidad del delantero que mete el gol del triunfo en el minuto 90.


La bronca de quien es sacado a los 10 del segundo tiempo.


El desasosiego del delantero que la pedía solo por el medio cuando su compañero decidió patear al arco (con un ángulo imposible hasta para el mismísimo Arquímedes).


El egoísmo del compañero del delantero anterior.


La sabiduría del hincha que “le cantó” el cambio al técnico 10 minutos antes, haciéndoselo saber al de al lado con un “Que te dije”.


El desamor de quien falta al cumpleaños de su hija el domingo a la tarde, por estar en la 12.
*

El amor de quien falta al cumpleaños de su hija el domingo a la tarde, por estar en la 12.


La ternura que nos da ese gigante número 9 al intentar una rabona infructuosa.


La tristeza infinita de los 100 hinchas que fueron a ver a su equipo con sus últimos pesitos hasta unos kilómetros menos que el fin del mundo y, por culpa de un error arbitral, quedan injustamente afuera de la copa de leche.


Y muchos más sentimientos indescriptibles que, por desgracia, no todos tienen la oportunidad de vivir.


En este relato no hago alusión a ningun equipo, jugador, técnico ni hincha en particular, sino a todos ellos.


* La 12 es la hinchada de Boca Junior.



jueves, 10 de febrero de 2011

El primer beso


Como todas la noches se acostaron juntos, desnudos. Cuando él se durmió, ella acercó la nariz hasta su cuello. Le gustaba ese olor fuerte, tan distinto al suyo.
Con la punta de los dedos rozó su pecho liso, cubierto de vello. Miró su barba y no pudo distinguir los labios. Entonces hurgó hasta tocarlos. No eran distintos, pero presintió que no tenían el mismo sabor. Para satisfacer su curiosidad, los entreabrió con sus propios labios y hundió la lengua en aquella boca.
Entonces Adán despertó.

martes, 8 de febrero de 2011

Rutina


No entendía bien por qué todo el mundo hablaba pestes de la rutina. A ella le gustaba, le daba seguridad, ponía un orden en su vida.

Sabía que el reloj sonaba a las seis pero se levantaría de la cama media hora más tarde. Seguía la ducha tibia en invierno y verano, el maquillaje liviano y el perfume no demasiado invasivo. De lunes a viernes tenía solucionado el tema de la ropa: el uniforme de la empresa la salvaba de la tarea de tener que elegir qué ponerse. El nutricionista le indicaba la comida que debía servirse y los horarios. Los ejercicios del gimnasio se repetían lunes, miércoles y viernes. Los sábados limpiaba la casa a fondo y los domingos comía con sus padres. Una noche de viernes al mes se reunía con sus amigas de la secundaria y hablaban de los problemas matrimoniales de Marta, de la dieta de Silvia y de los conflictos de la hija adolescente de Patricia.
Ocasionalmente dormía con su amante casado que juraba que en cuanto la mujer mejorara de aquella enfermedad que la aquejaba desde hacía 7 años, la dejaría para irse a vivir con ella.

Y todas las noches religiosamente, después del alplax, soñaba que martillaba el reloj, dejaba de bañarse, incendiaba el uniforme, rompía la dieta y mandaba al carajo a Marta, Silvia, Patricia, al profesor del gimnasio y al reverendo hijo de puta de su amante casado.

domingo, 6 de febrero de 2011

El pan de los desdentados




Decir que la China era linda es ser tacaño de adjetivos; era un tremendo pedazo de hembra, dueña de unas piernas increíbles que terminaban en un culo redondo, turgente, una cintura así de chiquita y esas tetas, ¡por Dios!, esas tetas.
Cuando entraba en el mercadito se hacía un silencio de iglesia; que semejante bestia existiera y fuera nuestra vecina nos hacía sentir favorecidos por las leyes divinas.
Tenía un solo defecto visible: el marido, un pobre empleaducho municipal con cara de pelotudo, destinatario de nuestra más profunda envidia. Había vivido siempre en la cuadra, lo conocíamos desde que eramos chicos. Si no fuera porque la China le había dado bola, no salía del montón.
Creo que fue Tito el que vino con el cuento que nos dejó atónitos a algunos e indignados a otros.
Lo vio saliendo de un telo con una gordita desteñida, a los besos.

martes, 1 de febrero de 2011

Palabras del nene I

Al facha (así le decían), a sus 30 pirulos, le quedaban pocas mujeres por conocer, tenía un éxito rotundo con el sexo opuesto, lo que se dice un ganador.

Era producto de admiración y modelo a seguir por sus no tan afortunados amigotes. Sus historias pasaron a la posteridad.

Lo que nadie sabía era que el número de sus conquistas era directamente proporcional con el número de lágrimas derramadas en la soledad de su departamento de 2 ambientes en Belgrano.



El nene