Al gordo Ramirez lo conozco desde que eramos chicos, del barrio. Así como lo ves ahora, no te imaginás lo pelotudo que era, un mariconcito, un nene de mamá. Se calentaba porque siempre lo mandábamos al arco. Y qué quería, si no servía para nada. Si le hacías un caño o lo empujabas un poco se largaba a llorar. Después teníamos que aguantarnos a la madre, gritando como loca. La verdad es que nos gustaba hacerlo moquear. Ponía una cara rara, tratando de tragarse las lágrimas y mantener la dignidad, que era un show. La joda que más nos gustaba era decirle que la hermana se encamaba con el almacenero. Se ponía como loco. Já, me acuerdo cuando le bajamos los pantalones adelante de la negrita que vivía en la esquina; estaba loco por la negrita. Era re divertido el gordo. Después pegó el estirón, nos sacó una cabeza a todos y adelgazó, pero para nosotros siguió siendo el gordo Ramirez.
Ayer lo ví en el barrio. Había ido a visitar a la vieja. Me dijo Cucho que trabajaba en esta empresa, que era gerente o algo así y se me ocurrió venir a visitarlo, a ver si me puede dar una manito porque ando sin laburo. Por los buenos tiempos, viste.
¿Estás segura que te dijo que no conocía a ningún Ricardo Sandoval? Volvele a preguntar, dale. Sandoval, del barrio, decile.
Linda forma de contar algo que nos pasó a todos.....
ResponderEliminarQuien no tuvo un gordo Ramirez en el barrio y de vez en cuando siente un poco de verguenza por el maltrato?
Al menos al gordo del mio......no le fue tan bien.
Ahh, un beso!
EliminarAh. Claro, el señor se iba sin despedirse. Muy bonito, eh.
EliminarMuy cierto lo que dice el Señor Dany. Nuestro gordo, el de mi clase, acaba de tener un hijo, 10 días antes que yo. Y manda al mayor al mismo colegio que la mía mayor, así que en dos años me reencontraré con él. Espero no tener que pedirle ningún favor.
ResponderEliminarUn saludo.
Espero que el hijo del gordo no cobre venganza en su nombre!!!
EliminarEs tan bueno cuando la vida te resarce. Es tan bueno, pero no tan frecuente...
ResponderEliminarSaludos, Malena.
De una manera u otra, siempre te resarce.
EliminarPárate en la puerta de tu casa y verás pasar el cadáver de tu enemigo.
Y...los gordos bolú adelgazan, viste Richard? Yo he notado que ser el vivo o el boludo de la barra no son cargos fijos...
ResponderEliminarPara nada. La tortilla se vuelve.
EliminarTe vi en un blog amigo, quice pasar y me gustó tu relato asi que me quedo por convicción y con tu permiso. Y te invito a conocer mi espacio
ResponderEliminarUn saludo
Adelante. Ponete cómoda. Paso por el tuyo a visitarte.
EliminarY de las gorditas también hay que cuidarse, después adelgazan se ponen de novia con el gordito y complotan juntos la venganza.
ResponderEliminarLeeee paso a una vecina...
Las gorditas somos más jodidas que los gorditos, generalmente. Y tenemos mejores ideas para complotar.
Eliminarlas vueltas de la vida.
ResponderEliminarUna calesita, mire.
Eliminarla aneédota es muy buena, Male pero lo que más me gusta es el tono intimista para narrar. CLAP CLAP CLAP GENIAL
ResponderEliminarMuchas gracias!!!
EliminarDe chicos solíamos cargar al primito de uno del grupo. El primito era el típico alfeñique de Charles Atlas, pero un día creció, creció, y creció para arriba y para los costados hasta convertirse en un bruto ropero. Afortunadamente parece que no se acuerda la mitad de las cagadas que le hicimos, y por obvias razones decidimos no recordárselas. Es mejor no despertar al gigante dormido.
ResponderEliminarMuchos años después, tal vez porque todavía sentía algo de culpa, le di la oportunidad de venderle autos a la empresa donde trabajaba. De a poquito mi karma volvió a estar en equilibrio.
Hijo mío, ego te absolvo.
EliminarHay que cuidarse de la furia de los gorditos. Eso del gordo bueno se lo dejamos a Juan & Juan.
Hace poco me crucé con el gordo bolú de mi barrio, como estamos vendiendo la vieja casa ando bastante seguido por allá, TE JURO QUE ME CAÍ DE CULO... ESTÁ PA´COMERSELO CON LOS DEDOS EL GUACHO, al principio ni lo reconocí hasta que entró a la casa de la vieja...
ResponderEliminarSorpresa y media!!!!!!!
A la pelotita. Habría que preguntarle al tipo qué hizo.
EliminarY el número de celular, de paso.
EliminarNo todos los gordos adelgazan, ni mejoran.
ResponderEliminarUn saludo.
Cierto es. Pero algunos flacos engordan, y la cosa se empareja.
EliminarBuh! Yo era la gordita del barrio :( .
ResponderEliminarYo era el bicho raro del barrio. Flaca, siempre con una colita en el pelo y leyendo. La verdad, no era para nada popular.
EliminarAhora tampoco, pero ya no soy flaca.
Y 14!
ResponderEliminarExcelente relato!!! Me encantó. Diche Michael Moore que los vivos del barrio terminan trabajando en una empresa de seguros (o en la cooperativa del pueblo); y los nerds, los nerds a veces te inventan un facebook, un windows, un twitter un megaupload. No un megaupload no.
ResponderEliminarGRACIAS!!
EliminarO haciendo documentales polémicos que los llenan de plata (y que después piratean otros nerds). :)
En esos años se cometen verdaderas atrocidades, que en muchos casos marcan para siempre a las pequeñas víctimas (gordos, flacos, estrábicos o con cualquier atributo "rechazable" socialmente). Excelente manera de contarlo Malena.
ResponderEliminarabrazos.
La crueldad de los chicos puede resultar insoportable.
EliminarMe encantó el texto. Me gustó mucho. Llegué a tu blog pues encontré sublime el comentario que dejaste en la penúltima entrada del blog de Lobamarino. Y partí para acá.
ResponderEliminarBesos.
Muchas gracias y bienvenido!
EliminarLa vida, a veces te resarce.
ResponderEliminarCada uno arrastra lo que es.
El grupo, la masa se burla del debil, y los semi debiles se apuntan para no ser señalados.
Yo tampoco lo recordaría (o si pero no).
Generalmente son los semidébiles los más crueles. Se ríen de los otros para ocultar así su propia debilidad.
Eliminar¡GENIAL! ¿Sabés qué me gustó más? Que de un tema tantísimas veces utilizado hayas escrito una historia distinta, con tu sello de simpleza magistral, me encantó.
ResponderEliminarJ&R
¡Cuánta crueldad hay en los gallitos del barrio! Y de la escuela: Yo la vi tantas veces en los patios de recreo...Pues esas cosas marcan. A los unos y a los otros. Aunque no siempre el último ríe dos veces ni mejor. Desgraciadamente.
ResponderEliminarY el sello Malena, ¡inconfundible! ¡Bravo!
Besos transatlánticos.
Lamentablemente, no siempre la vida es justa.
EliminarGracias, compañerito de barra.
Mira que no acordarse. Pero que desmemoriado es el gordo.
ResponderEliminarBesos
Es que hay cosas que mejor olvidar.
EliminarEn la rueda kármica se cosecha lo que se siembra. hay varios gorditos resentidos pululando por ahí, sobre todo porque al ser tanpoco agraciados se dedicaron a estudiar mientras los otros boludeaban y lo boludeaban. Por eso, quizá, garca se hace. Muy lindo relato. Besos.
ResponderEliminarPrimero fueron jodidos con él y eso lo convirtió en un jodido.
EliminarPero garca que garca a un garcador, tiene cien años de perdón.
En el colegio había un par de bullys/patoteros, nenes bien, que sentían inmunes. Por lo general zafaban, uno en particular, El Forro, un día se metio con un un pibe de un año inferior, que era más bueno que Lassie, pero...cinturón rojo de judo. Nadie supo bien cómo y porqué pasó, pero sí recuerdan a El Forro volando por el aire y cayendo de espaldas. Hasta donde recuerdo no volvió a joder más a nadie. 10 años más tarde se suicidó/accidentó en una avioneta que piloteaba. Efecto bumeran le dicen...
ResponderEliminarEs que cuando andás por la vida haciéndote el cojudo, tenés que aprender a bancarte las consecuencias. Y aunque en principio parezca que no, siempre las hay.
EliminarDe pronto me acordé de un político inmune y de otro accidente en avioneta.
...Y SI ACASO NO BRILLARA EL SOL....
ResponderEliminarQué putada, che.
EliminarTodo vuelve..... ;)
ResponderEliminarTodo (hasta la moda de los pantalones nevados) :)
EliminarQue bien lo hace esta mina, che, no ta tenía. Gracvias por hacernosla conocer a los que como yo, ignortamos algunas cosas.
ResponderEliminarbueno...
Este gordo es un desagradecido, qué querés que te diga. todavía que lo ponían en un puesto importasntísimo en la cancha, (¿o cuando un arquero se ataja un penal no es un heroe?)
todavía que lo preparaban para la vida, para que se acostumbre a los sinsabores,
que le daban una mano con la chica que le gustaba, todo en nomre de la sagrada amistad, que él con los años desconoce. No, un tipo así más vale perderlo que encontralo. ¡Una porquería! ¡Qué querés que te diga!
Perón en el comentario anterior puse los dedos en cualquier parte!!!
ResponderEliminarpero se entiende, no?
Se entiende, se entiende. :)
EliminarEl gordo, al final, era el guacho del barrio y seguro el dueño de la pelota.
¿Viste lo que canta esa mina? Es Ligia Piro, la hija de la tana Rinaldi y Osvaldo Piro.
Te iba a comentar lo del gordo, pero... ¡bah!, ya sabes me siempre me gusta lo que dices y cómo lo dices ("simpleza magistral" JAJAJAJAJAJA...). Ya no sé si por cómo lo dices, por lo que dices o, simplemente, por que eres tú. Da igual.
ResponderEliminarMejor te digo que no tengo aún planes de morirme, pero si voy y me muero así no más, prometo tirarte del pijama cuando menos te lo esperes.
Te quiero, Malena.
Y besos payasos.
Dale. Te espero. Y no te olvides de traer el asterisco en la solapa. Si podés, mandame antes a la renguita, para que me vaya despertando.
EliminarTe quiero, payaso.
Besos.
Sólo le falta llamarse Ramirez al gordo de mi barrio.
ResponderEliminarPero no habré sido tan malo con él, porque seguimos amigos.
Beso
Hay gorditos con los que no se jode! Precisamente, son los amigos.
ResponderEliminary me parece PERFECTO que no lo recuerde. Y cuanto más perfecto sería si no lo recordase de verdad.
ResponderEliminarMe hizo pensar en "El marica" de Abelardo.
Qué bien que escribes. Soltura absoluta.
ResponderEliminarDos especímenes típicos del mundo argentino... Uno más garca que el otro.
ResponderEliminarYo hubiera hecho lo mismo, que Ramirez, digo...
Saludos
J.
Este es un micro evocador de casi todas las infancias rioplatenses.
ResponderEliminarVagaba por la blogosfera y -no se ni cómo- llegué hasta aquí. Este micro me ha parecido una joya, así que me quedo por si regalas más.
Marcaré el camino desde mi rincón para que los amigos que no te conozcan puedan acercarse.
Un saludo,